La subdirectora de Seguridad del centro penitenciario de Villena que sufrió el pasado lunes una violenta agresión a manos de media docena de encapuchados que la esperaron a a la puerta de su casa cuando salía hacia su trabajo, tal como adelantó ayer en exclusiva Levante-EMV en su edición digital, declaró ayer, como estaba previsto y pese a las amenazas durante esa agresión, en el expediente abierto contra tres funcionarios por la presunta paliza a un recluso con enfermedad mental el pasado 16 de agosto. Los encapuchados la acorralaron y, mientras dos de ellos la sujetaban por detrás, otros le propinaron golpes y puñetazos en la cara mientras la amenazaban con frases como «mañana, calladita» o «cierra la boca mañana».

La subdirectora de la cárcel de Villena declara a pesar del ataque de los encapuchados.

La agresión, sin precedentes en el ámbito laboral interno de Instituciones Penitenciarias, se produjo 24 horas antes de que la mujer, subdirectora de Seguridad en Villena desde hace solo unos meses, acudiese a declarar en el marco de la información reservada abierta por ese organismo estatal para depurar las posibles responsabilidades de tres funcionarios a quienes las cámaras internas de la cárcel de Villena grabaron golpeando y reduciendo a un interno con enfermedad mental.

Días antes de la paliza, el viernes 3 de septiembre, la subdirectora ya denunció la sustracción de su teléfono móvil en su lugar de trabajo. En ese móvil había recibido al menos dos mensajes amenazantes los días previos, uno de ellos en formato SMS y el otro, enviado desde un número oculto, en un chat de la asociación profesional Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), en el que le llegaban a decir, entre otras frases con amenazas veladas: «Sabemos que tenéis imágenes. Bórralas o atente a las consecuencias».

Agresión a la subdirectora de la cárcel de Villena.

Sin embargo, la desaparición de ese teléfono no afecta a la investigación, ya que su contenido es recuperable por parte de la Guardia Civil aunque no dispongan del terminal y, además, ella ya había hecho llegar copia de los mensajes a sus superiores.

Nada más producirse la agresión, la subdirectora, cuya identidad omite Levante-EMV para preservar su anonimato, alertó al director del centro penitenciario de Villena y acudió a denunciar a la Comandancia de la Guardia Civil de Alicante, ya que es este cuerpo quien investiga, por orden del juzgado de Villena, la paliza al recluso ocurrida a mediados de agosto.

En realidad, el incidente con el enfermo mental había trascendido el mismo 16 de agosto después de que le diera publicidad TAMPM a través de un comunicado en el que se decía que la de Villena «es la cárcel más peligrosa de España» y se recogía su relato de aquel hecho. Afirmaban que «un interno magrebí de unos 30 años, que ha protagonizado numerosos altercados y agresiones a otros internos y a funcionarios, aprovecha que se queda junto a los funcionarios en un rastrillo a la espera de la apertura del siguiente y le escupe en la cara a uno de los Funcionarios, después ya con el rastrillo abierto, se va a su celda, coge una escoba con la que ataca a los funcionarios a quienes muele a palos, patadas y puñetazos. Como resultado, acaban tres funcionarios en el hospital con lesiones diversas en ojo, frente, pómulos y antebrazos al intentar protegerse de los golpes» .

A raíz de ese incidente grave, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias abrió una información reservada e inició su propia investigación de los hechos, además de presentar denuncia en el juzgado de guardia de Villena. Fue al revisar las imágenes del circuito interno de seguridad de la prisión cuando descubrieron que los hechos recogidos en esas cámaras eran bastante distintos a los narrados en el comunicado de TAMPM.

El contenido del vídeo

En las imágenes, aportadas también al juzgado y a las que ha tenido acceso este diario, se aprecia, por ejemplo, que el interno llevaba lo que parece un palo de escoba, pero que en ningún momento esgrime contra los funcionarios que lo conducen ala celda. Inicialmente, se ve cómo entra en su celda, después de recorrer el pasillo bailoteando, sin agredir a nadie. Las imágenes registran cómo los tres funcionarios, provistos de sus chalecos de intervención y defensas de goma, esperan en la puerta de la celda, para comprobar que permanece en el interior y, cuando el recluso sale de nuevo, ya sin el palo y con actitud provocadora, la emprenden a porrazos con él durante casi tres minutos, como queda registrado en la imagen, donde se ve que recibe incluso algún golpe con la defensa del trabajador que permanece de pie pese a llevar más de un minuto inmovilizado por los otros dos en el suelo.

Al final, y cuando ya han llegado otros cuatro funcionarios más, que presencian los últimos momentos en que el joven sigue inmovilizado en el suelo y sujetado por al menos dos trabajadores, lo izan de sopetón y se lo llevan casi en volandas.

El interno, que tras ese incidente fue trasladado a una cárcel de Madrid, sufre una enfermedad mental y, por esa razón, forma parte del Programa de Atención Integral a Enfermos Mentales (PAIEM).

Las imágenes fueron enviadas al juzgado que ya entendía de la causa y el expediente interno fue reconducido, ya que los funcionarios aparecían más como presuntos responsables que como víctimas en ese incidente. A partir de ese momento, la grabación quedó bajo la custodia de la subdirectora de Seguridad, ya que esa es una de las funciones atribuidas a su cargo según el protocolo de Instituciones Penitenciarias.

La subdirectora recibió los días 24 y 25 de agosto, cuando ya había trascendido que Prisiones investigaba a los funcionarios, sendos mensajes amenazantes por Whatsapp y por SMS.