Pistas que lleven al paradero de Anna y Olivia, las niñas de Tenerife desaparecidas hace poco más de un mes junto a su padre, Tomás Gimeno. Este es el objetivo de la exploración submarina que desde el pasado domingo, bajo la dirección de un equipo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, centra los esfuerzos de la tripulación del buque oceanográfico vigués 'Angeles Alvariño y de los especialistas de la firma viguesa ACSM encargados de manejar los equipos capaces de rastrear hasta los 2.000 metros de profundidad. Una misión de enorme complejidad que en contra de lo afirmado esta mañana en distintos medios no ha deparado por el momento ningún resultado.

La posibilidad de que el oceanográfico vigués hubiese detectado algo extraño en su rastreo submarino con sonar fue apuntada esta mañana por fuentes de la investigación citadas por TVE. Se hablaba de un objeto localizado en el fondo de la zona delimitada por el geoposicionamiento del móvil del padre de las pequeñas esa fatídica noche del 27 abril. Sin embargo, fuentes de toda solvencia corrigen ahora la citada información asegurando que el sonar no ha detectado ningún objeto "extraño" ni nada relevante que pudiera tener relación con la investigación que se está llevando a cabo, en consecuencia, también ha quedado descartada la exploración directa por parte del robot Liropus 2000, el robot submarino que lleva a bordo el 'Angeles Alvariño'.

En cualquier caso, la búsqueda de pistas que puedan arrojar algo de luz sobre el paradero de las pequeñas seguirá con igual intensidad que cuando arrancó este domingo: sin interrupción las 24 horas del día y así hasta el 8 de junio.