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Decisión judicial

El asesino de Manuela Chavero tendrá que reconstruir su crimen

El detenido insiste en que ella murió por accidente, pero la mujer tenía dos dientes, la nariz y tres costillas rotas

Manuela Chavero en una foto cedida por su familia.

Eugenio Delgado, en prisión por el crimen de Manuela Chavero, tendrá que reconstruir cómo ocurrió todo la noche en que su vecina murió en su casa de Monesterio (Badajoz), según ha aprobado el titular del juzgado de instrucción número 1 de Zafra en una providencia del 8 de febrero que ha conocido El Periódico de Catalunya. Una diligencia que la hermana y los padres de la víctima habían solicitado a través de su abogada, Verónica Guerrero, después de que el informe médico forense concluyera que la versión dada por Delgado sobre el crimen "no es compatible" con las lesiones óseas que presentaba el cuerpo de la mujer.

La decisión del juez intenta aclarar las circunstancias en que Manuela perdió la vida la noche de su desaparición, el 5 de julio de 2016. Delgado sostiene que la mujer se cayó hacia atrás de forma accidental y se golpeó en la nuca durante una discusión que mantuvieron en su casa por el estado de una vieja cuna que ella le había prestado tiempo atrás. La autopsia del cadáver de Manuela, sin embargo, ha desvelado que, antes de morir, la mujer sufrió la rotura de tres costillas, dos dientes y un hueso de la nariz, unas lesiones que el acusado no supo explicar durante su declaración y que el Instituto de Medicina Legal de Badajoz ha descartado que se produjeran post-mortem, durante las maniobras que el hombre llevó a cabo con una máquina excavadora para enterrar y ocultar el cuerpo de Manuela.

Los expertos dejan claro en su informe más reciente que "el traslado del cadáver no explica las lesiones de los huesos". También que "no es posible que una caída hacia atrás genere fracturas nasales y dentales múltiples" y establecen que la muerte de la mujer "pudo deberse a un mecanismo asfíctico (asfixia) más que a otros mecanismos potencialmente letales".

Volvió para enterrarla

Las investigaciones de la Guardia Civil, además, han descubierto que Delgado trasladó primero a Manuela Chavero hasta una casa de aperos dentro de la finca en la que luego la enterraría, a cuatro kilómetros del pueblo. El joven admitió en un primer momento que en la chimenea de esa casa había quemado las ropas de la mujer, a la que puso luego un albornoz. Pero después de que los investigadores hallaran rastros de sangre en el viejo salón con chimeneaDelgado cambió su versión y aseguró que dejó allí a su vecina durante la noche, que él se fue a dormir a su casa y que regresó temprano por la mañana, para enterrarla a unos 150 metros de la caseta. Se desconoce si Manuela Chavero llegó viva a esa casa de aperos donde su vecino la dejó aquella primera noche antes de, según su versión, desnudarla para enterrarla.

Esta es otra de las incógnitas que podría despejarse durante la reconstrucción aprobada por el juzgado, para la que todavía no hay fecha, y que será la primera del caso, en la que estarán presentes todas las partes personadas en el procedimiento, que podrán preguntar a Delgado en los lugares del crimen sobre detalles concretos de su versión y someterle a contradicción. La familia de Manuela ha pedido que la diligencia se realice en todos los escenarios de la horquilla espacio-temporal en que Delgado habría cometido los hechos delictivos, por lo que, además de la casa del acusado, abarcaría también la casa de la víctima y la finca donde se encontró su cadáver.

Entrevista en prisión

Además de esa diligencia, el juez también ha emitido un mandamiento para que expertos del Servicio de Análisis del Comportamiento Delictivo de la Guardia Civil se entrevisten con Delgado en prisión con el fin de que elaboren un nuevo informe. Su objetivo es analizar la "compatibilidad entre el perfil tentativo" del sospechoso de hacer desaparecer a Manuela que los investigadores trazaron un año antes de detener a Delgado, cuando todavía no habían encontrado al responsable, y las "características psicológicas" del ahora acusado.

El 17 de septiembre, la Guardia Civil detuvo a Eugenio Delgado. Al día siguiente, el joven condujo a los investigadores hasta la finca donde había enterrado el cuerpo de Manuela Chavero. Faltaba el hueso atlas, el que une la columna vertebral con la cabeza. El cráneo de la mujer se había desprendido y estaba sobre su pecho, como si el asesino lo hubiera colocado.

El día del crimen, Eugenio había ido de pesca. Esa noche, acudió a su casa, en la calle Cerezo de Monesterio, que no era su vivienda habitual, en busca de una bolsa para congelar el pescado y que no se le estropeara. Fue entonces cuando vio luz en la casa de su vecina Manuela, una mujer atractiva y separada con la que él quería tener una relación.

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