Un guardia civil murió ayer tras ser arrollado por una furgoneta cuando se encontraba de servicio en la Autovía Minera, a la salida del túnel de San Tirso, en dirección Mieres (Asturias), muy próximo a la localidad. El agente Ángel Antonio Ambrosio, “Tono”, de 47 años de edad, estaba en un control de movilidad rutinario de carretera junto a varios compañeros cuando se produjo el suceso. Dos guardias civiles más resultaron heridos leves. También sufrió lesiones el propietario de un vehículo al que se había arrestado en el control por posesión de drogas. El conductor de la furgoneta dio negativo en las pruebas de alcoholemia y drogas, y afirmó que no se había percatado de la presencia de los guardias. “No lo vi, no lo vi”, repitió a los agentes que lo detuvieron tras el accidente. La hipótesis que se maneja es que el hombre podría haber estado manipulando el GPS en ese momento.

El suceso se produjo en el kilómetro 3,400 de la Autovía Minera, ya en el concejo de Mieres. Allí, agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Guardia Civil se encontraban realizando un control rutinario, que incluía tareas de registro de vehículos para la prevención del tráfico de drogas y también de movilidad para limitar los accesos a la zona, dentro de las medidas extraordinarias que se están tomando para frenar la pandemia. Los guardias habían dado el alto al conductor de un vehículo, un Opel Astra. El hombre estaba siendo arrestado por posesión de drogas y los agentes se encontraban a punto de levantar el dispositivo. Eran las seis y cuarto de la tarde, cuando una furgoneta los arrolló a gran velocidad. Colisionó con el coche que estaba parado, y se llevó por delante al agente que finalmente falleció, al que arrastró unos cien metros, cuando el vehículo pudo por fin.

Infografía del accidente de Mieres

“Nos pararon a nosotros y vino una furgoneta por la derecha y se llevó por delante a dos o tres agentes, y también a un coche. Ha sido muy gordo”, declaraba una testigo presa de los nervios. El conductor repetía, tras bajar del vehículo: “No lo vi, no lo vi”. La Guardia Civil confirmó que el accidente no fue consecuencia de un intento de saltarse y huir del control, sino que por algún motivo, el conductor no se percató de la presencia de los agentes. Se investiga si la causa de la fatal distracción pudo ser la manipulacón del GPS de la furgoneta. Cuando el conductor de la furgoneta se percató de la presencia del dispositivo en la vía ya era tarde y había arrollado a cuatro personas, con consecuencias fatales para Ángel Antonio Ambrosio, al que atropelló y arrastró, quedando atrapado bajo el vehículo.

El control que la Guardia Civil había instalado era “de grandes dimensiones”, y se encontraba “debidamente señalizado”. De hecho, se habían colocado señales para instar a la reducción de la velocidad y para advertir a los conductores ya a la entrada del túnel de San Tirso y también en su interior. El dispositivo estaba colocado a unos doscientos metros de la salida del tubo.