Los audios de las conversaciones entre Salvador R. L. y María Jesús M. C., reproducidos durante la sesión de hoy en el juicio por el asesinato de Antonio Navarro, reflejan la actitud distendida, cómplice, y por momentos estúpida, de ambos acusados. Además de la reacción incriminatoria de Maje cuando su amante le dice que ha hablado con la policía: "¡Pero, qué dices!", dicha prueba documental está siendo clarificadora ya que en ella se observa el carácter servicial de Salva, superando todos los límites, hasta el del asesinato.

En una de las conversaciones, cuando Maje se muestra preocupada porque la policía tiene un sospechoso, Salva la tranquiliza diciéndole: "No temas, me tendrían que investigar a mí y no me están investigando". El acusado le expone una teoría ilusa sobre lo perdida que supuestamente está la policía con sus investigaciones. "Soy una persona normal, ellos no pueden a mí pincharme un teléfono como si fuera un terrorista, yo tengo que saberlo", le dice a su amante y presunta coautora del crimen. Además, añade que "lo primero que tendrían que hacer es interrogarme, por si tengo una coartada y no lo han hecho".

En los audios reproducidos ante los miembros del jurado también se ha podido escuchar el tonteo de uno con el otro y las conversaciones subidas de tono entre ambos, en las que hablan de juegos sexuales o de las ganas de quedar y estar juntos.