Tras el asesinato de su marido, María Jesús M. C., más conocida como Maje, mostró a su entorno una doble cara. Por un lado representaba el papel de "viuda afligida", que lleva un mes llorando, sin apenas salir de casa y que no puede ni comer. Por el otro, y con las personas de su confianza — principalmente con su amiga Rocío y con su madre — la acusada de planear el crimen junto con su amante, Salvador R., y facilitar la comisión del mismo, tiene conversaciones desinhibidas donde manifiesta su felicidad y dice sentirse "una mujer liberada". Así lo atestiguaron los policías del grupo de Homicidios de la Policía Nacional encargados de la investigación según pudieron observar en las intervenciones telefónicas del número de la principal sospechosa.

Esta doble cara se muestra en expresiones como "ahora estoy superfeliz", "me siento liberada", "estoy haciendo la vida que quiero" o "con Antonio ya no quería movida, solo con tíos buenos", según detalló este viernes la jefa del grupo de Homicidios. "Y al mismo tiempo con otras amigas daba la cara que tenía que dar, la de viuda afligida, apenada y deprimida".

Durante estas explicaciones de la testigo, en las que deja en evidencia el contenido de las intervenciones telefónicas en las que se desmonta su imagen de viuda apenada, la acusada se muestra nerviosa, tocándose el cuello y los pendientes. Todavía se acrecienta más su gestualidad, llegando a negar con la cabeza, cuando la testigo apunta que una de las personas con las que tiene esa confianza es su madre, ante la que incluso ridiculiza a Antonio comparándolo con uno de sus amantes.

Después del primer día de juicio en el que ambos acusados estuvieron especialmente apocados, en la jornada de este viernes a los dos se les notó más activos, incluso intercambiando alguna impresión o anotación con sus respectivos letrados. En el relato de los policías cuando detallan cómo se encontraba el cadáver en el tercer sótano del garaje de la calle Calamocha, en la plaza donde solía aparcar Maje, ambos acusados bajan la cabeza tratando de evitar que la dantesca imagen acuda a sus mentes.

Uno de los momentos en los que Maje se mostró especialmente atenta, tras cambiar su postura y mirando fijamente a la testigo, fue cuando la encargada de la investigación relató la llamada entre ella y Salva, en la que éste le decía que "le había dado un bajón y había llamado a la policía".

"Ella se puso fuera de sí", aseguró otro de los policías que declararon este viernes recordando la reacción de la acusada. "Salva no cometas tonterías", le dijo una vez aliviada cuando su amante le aclaró que solo había hablado con un amigo policía.

Por su parte, Salva siguió la sesión más comedido en sus gestos, aunque en algunos momentos comentaba algún aspecto con su letrada o se quitaba las gafas. Fue al recordar las referencias que hizo de él la acusada en su declaración ante la policía, donde Maje decía que no le gustaba y que incluso "le daba asco", cuando Salva se hundió definitivamente en su en banquillo.