La joven acusada de matar a su bebé recién nacida el 20 de febrero de 2018 se ha roto en el juicio al que se enfrenta por un delito de asesinato, manifestando entre lloros que no sabe lo que pasó la madrugada del día de los hechos. "Solo sé que la perdí. Lo siento mucho, perdón, perdón", ha dicho.

Sonia B.A. se enfrenta a una petición fiscal de 22 años de prisión por un delito de asesinato con la agravante de parentesco. Su defensa solicita que se le aplique una eximente incompleta como consecuencia de la depresión psicótica que sufrió en el momento del parto, lo que a su juicio le alteró sus capacidades volitivas y cognitivas.

Amnesia disociativa

Además, mantiene que sufrió una amnesia disociativa, dado que no recuerda nada de lo que ocurrió aquella trágica madrugada del 20 de febrero de 2018. La acusada cumple prisión preventiva en el penitenciario de Alcalá Meco con tratamiento psicológico y psiquiátrico.

La mujer mató al bebé nada más nacer de nueve puñaladas realizadas con unas tijeras. Dio a luz a las cinco de la madrugada sola en el baño de la casa de los padres de su pareja. Al parecer, guardó el cuerpo sin vida de su recién nacida en unas bolsas de plástico y limpio los restos de sangre con papel.

Dos días después del crimen, su pareja y la madre llevaron a la mujer al hospital al sufrir una hemorragia, sin saber aún lo que había pasado. Cuando la madre y su hermana fueron a recoger las pertenencias de la joven para llevarlas al hospital, encontraron el cadáver del bebé en una mochila colgada en una silla.

Nerviosa y con voz quebrada, la acusada ha contestado solo a las preguntas de su defensa, el abogado Jaime Sanz de Bremond, y ha explicado que le han aumentado la dosis de la medicación que toma con motivo del juicio.

En su interrogatorio, la joven ha relatado que tiene un hijo de 4 años, que tuvo con 17 años, y que en el momento de los hechos vivía con el padre de su hijo en la vivienda de su familia en Alcalá de Henares. Tras tener a su hijo Noel, se quedó embarazada y dio a luz a una niña en el baño, sin que nadie de su familia tuviera conocimiento antes de que estuviera en cinta.

¿Sabe que se le acusa de haber causada la muerte de la niña que tuvo? ¿Usted le causó la muerte?, le ha preguntado el letrado, a lo que la mujer ha respondido que sí. "Sí, fui yo", ha respondido temblando y con lloros. "No me acuerdo, no sé que pasó. Solo sé que la perdí. Lo siento mucho, perdón, perdón", ha dicho entre lágrimas sin ofrecer más detalles de lo ocurrido.

La pareja de la acusada y padre de su hijo, Sergio González, ha narrado que tenían una buena relación y que lo que pasó supuso "un shock" para él. Durante toda la declaración, la procesada ha estado con la cabeza agachada temblando y tapándose el rostro para evitar una confrontación visual con el padre de su hijo.

Según su testimonio, no sabía que estaba embarazada y no lo notó, ya que no tenía tripa indicando que en los últimos meses no habían mantenido relaciones sexuales. "Estaba ido. Me lo contó mi madre. No me acuerdo. Fue hace dos años y estaba ido", ha explicado.

El joven ha señalado que dudaba de que el bebé fuera suyo y se le hizo la prueba de paternidad, dando negativo. "Si me hubiera contando todo eso antes, esto no hubiera pasado. Se lo puedo asegurar", le ha contestado el joven a la fiscal.

Su madre ha comparecido para explicar cómo encontró el cadáver del bebé en una mochila que había dejado colgada en una silla en una habitación de la vivienda. Así, ha relatado que su hija le comentó que la chica había tenido una hemorragia y la llevaron al hospital.

"Cuando se desmayó, la llevamos al hospital. Nos dijeron que podía estar embarazada o que había podido tener un parto. Fuimos a casa para coger ropa porque se le iba a dar de alta. Estábamos guardando ropa y mi hija me dijo que iba a mirar la mochila, que estaba colgada en una silla. Tuvimos que abrir las ventanas del olor y vimos sangre. Cogí unos guantes, y saqué papel. Cuando saqué muchas bolsas, vi que era un bebé", ha contado.

Embarazo oculto

Ningún familiar tuvo conocimiento previo de que la acusada estuviera embarazada de una niña cuyo padre biológico se desconoce, puesto que las pruebas de ADN descartaron que la pareja con la que convivía fuera el progenitor de la bebé.

Sonia Bedoui, de 18 años de edad, residía de lunes a jueves junto con su pareja, los padres y dos hermanos de éste en el domicilio sito en Alcalá de Henares, según se recoge en el escrito de acusación.

Así, sobre las 05:00 horas de la madrugada del 20 de febrero de 2018 la joven rompió aguas en el salón del domicilio, "dando a luz a una niña, de 48 cm y de 2,950 kilos de peso, que nació viva y respiró espontáneamente fuera del claustro materno, procediendo a cortarle el cordón umbilical".

La acusada, que había mantenido su embarazo oculto tanto a su pareja como a sus familiares, cogió ese mismo día un arma blanca "sin determinar" y, con ánimo de acabar con la vida de la recién nacida, la apuñaló hasta en nueve ocasiones en distintas partes del cuerpo.

"En tres de ellas el arma penetró en el corazón, llegando a atravesarlo una de ellas, otra en el diafragma, y otra perforó el pulmón izquierdo, provocándole un fallo cardiorespiratorio con hemoneumotórax y consiguientemente su fallecimiento", añade la Fiscalía.

Sonia Bedoui, que se encuentra prisión por estos hechos desde el 23 de febrero de 2018, procedió acto seguido a limpiar la sangre e introdujo el papel de cocina utilizado, el paquete de toallitas de bebé, el cadáver y la placenta en varias bolsas de plástico para, a continuación, meterlo todo en el interior de una mochila que dejó colgada en una silla del dormitorio que compartía con su pareja y la hermana de éste.

Una vez limpiada la habitación la acusada se quitó el albornoz que la cubría, también manchado de sangre, y con restos derivados del parto se duchó, se puso un pijama y se acostó en la cama del dormitorio de los padres de su pareja -ausentes en ese momento por encontrarse trabajando- y donde se encontraba durmiendo su pareja.

Ingreso en el hospital

Dos días más tarde, sobre las 20:51 horas, la acusada ingresó en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares aquejada de desgarro genital y sangrado vaginal.

Poco tiempo después la madre y la hermana de su pareja fueron al domicilio donde convivía con ellas la joven para buscar sus efectos personales y llevárselos al hospital.

Allí descubrieron la mochila, "sacando las bolsas con el cadáver, la placenta y el resto de su contenido del interior, que colocaron a su vez en otra bolsa de plástico, llevándola el padre de su pareja, al hospital, dejando la mochila en la terraza de la cocina del domicilio".

La hermana, por su parte, cuando descubrió el albornoz manchado de sangre lo arrojó a la basura pensando que era debido a una hemorragia motivada por la anemia de aquella.

La Fiscalía precisa que en las diligencias de entrada y registro e inspección ocular realizada en el domicilio el 24 de febrero se encontraron manchas de sangre de la acusada en la parte trasera y posa brazos del sofá del salón, en el pomo de la puerta de la cocina y en la mochila donde había estado el cadáver del bebé en la terraza de la cocina.

Además, analizado el ADN del cadáver y de la pareja "se excluyó que éste fuera el padre biológico, siendo su progenitor desconocido".