La investigación del “narcosubmarino”, cuyos tres tripulantes hundieron el pasado domingo cargado con 152 fardos que contenían casi 4.000 kilos de cocaína frente a la playa de O Foxo en la ría de Aldán, está centrada ahora en determinar sus características técnicas y su poderío. El sumergible, de 20 metros y realizado de forma casera en fibra de poliéster, como los barcos de recreo, permanece desde la madrugada de ayer en el área portuaria de la Zona Franca de Vigo, en Bouzas, a donde fue trasladado desde el muelle de Aldán, en un operativo complicado de tráfico. Ayer estaba previsto que comenzaran los trabajos de análisis criminalístico y forense de su interior que puedan arrojar alguna luz más certera sobre su origen y cómo es la nueva manera de trabajar de los clanes del narcotráfico que cruzan el Atlántico con un artefacto de este tipo y que ha sido el primero detectado de este tamaño en Europa. Se está hablando que la droga incautada tendría un valor en el mercado de 100 millones de euros, aunque por el momento el pesaje total no ha concluido, según la delegación del Gobierno en Galicia.
Hay que recordar que dos de los tripulantes de este sumergible, de origen ecuatoriano, fueron detenidos en el operativo internacional de las Unidades antidroga de la Guardia Civil, Policía Nacional y Aduanas con Portugal, Reino Unido, Brasil y Estados Unidos, pero falta por detener al tercero, que huyó por Cangas, si bien sigue sin haber orden de busca y captura contra alguien concreto por parte del Juzgado número 1 de esta localidad, que lleva el caso.
Fuentes de la investigación apuntan a que “cobra más sentido” que el semisumergible hubiera cargado la droga en Sudamérica y hubiera llegado a la costa de Sagres, en el Algarve portugués, el pasado 17 de noviembre, procedente de Brasil, vía Azores. Tendría autonomía para realizar la travesía, aunque es una hipótesis, ya que no se descarta que hubiera venido en un mercante que lo dejara cerca de Azores o con un barco o barcos de apoyo para suministrarse de combustible. Las primeras apreciaciones de la Guardia Civil es que contaba con una gran cantidad de gasoil en el depósito, con capacidad para unos 20.000 litros. Esta carga no deja de sorprender si se tiene en cuenta que se trata de un “narcosubmarino” de 20 metros y que tendría unos tanques con capacidad similar a los de pesqueros y patrulleras de mayor envergadura, como la Halcon del Servicio de Vigilancia Aduanera, con 33 metros de eslora.
Desde Sagres hasta Galicia no repostó, según el seguimiento que las autoridades lusas le hicieron una vez que el Centro de Análisis de Operaciones Marítimas en materia de Narcotráfico (MAOC), con sede en Lisboa, recibió la información de que se acercaba una embarcación sospechosa.
El sumergible, según otras fuentes, tendría tres tanques con capacidad para más de 2.000 litros de combustible cada uno, aunque está pendiente de determinarse en esta inspección pormenorizada que se le está realizando en Bouzas. Las mismas fuentes apuntan a un motor de 80 C.V. , aunque en el sector de bajura aseguran que tendría mucha hélice para tan poca potencia. Además las mismas fuentes de la investigación señalan que el “batiscafo”se movería a una velocidad de 7 nudos, unos 14 km/h, pero nunca sumergido, sino por encima del agua, ya que no tiene capacidad para navegar inmerso, con una línea de flotación de la que solo sobresale la escotilla. Navegaría con las olas por encima. Fuentes consultadas señalan que para navegar sumergido tendría que llevar unas baterías eléctricas o acumuladores que se cargan al navegar por encima a motor por la propulsión que genera el gasoil. Una vez cargadas es cuando puede sumergirse y navega con ese sistema.
A primera vista y aunque el aspecto es de un artefacto muy casero, el casco es “fuerte”, similar al de los veleros de recreo, pero todo el conjunto en sí es rudimentario. A la espera de que concluya el análisis, el sumergible no utilizaba elementos de navegación telemáticos ni informáticos para no dejar rastro. El timón también es muy rudimentario, estaba dotado con relojes temporales y se encontró una brújula muy antigua. En principio todos los instrumentos son mecánicos para evitar ser rastreados.
El responsable en Galicia de la Agencia Tributaria, Jaime Gayá, aseguraba ayer, en declaraciones a Efe, que podría no ser el primer “narcosubmarino” en haber alcanzado las costas de Galicia, que “no es descartable, pero no se puede afirmar al 100% una cosa ni la contraria”. Lo que sí tiene claro es que “a la luz de este hallazgo” el Servicio de Vigilancia tiene que “repensar actuaciones pasadas”, en las que seguimientos realizados tras recibir determinada información no fructificaron en decomisos de alijos.
Hasta ahora no habíamos visto algo así. Nuestros barcos no tenían instrucciones de buscar narcosubmarinos. Tenemos los medios, el instrumental
“Hasta ahora no habíamos visto algo así. Nuestros barcos no tenían instrucciones de buscar narcosubmarinos. Tenemos los medios, el instrumental”, pero “hace falta revisar los protocolos”, insiste.
Tal es la novedad que la Agencia Tributaria ha solicitado la colaboración de la Armada de Colombia para que instruya a los servicios de Vigilancia Aduanera sobre cómo se identifican y se fabrican los narcosubmarinos, y cómo hacen en aquel país los seguimientos a este tipo de artefactos
Gayá, que declinó abordar el contenido de la investigación por estar bajo secreto de sumario, ha comentado que en “próximos días”, cuando el juzgado de Cangas, encargado del caso, pueda, se llevará a cabo una “inspección en profundidad” del submarino para averiguar qué necesidades de abastecimiento ha tenido y otra información para tratar de determinar los responsables de este alijo intervenido, ya que hasta la fecha solo “se manejan hipótesis”.
Será la jueza del número 1 de Cangas quien decida el futuro del sumergible una vez que se hayan obtenido todas las pruebas posibles de su interior. El alcalde de Cangas, Xosé Manuel Pazos, reconoce que mucha gente le planteó la posibilidad de que el “narcosubmarino” se quedara en este municipio, en donde apareció y es algo que apoya, “me parece buena idea”. La presencia del submarino en el muelle de Aldán despertó muchísima expectación y cientos de personas acudieron durante el miércoles, cuando estaba sobre el camión para su traslado, a sacarse fotos. Pazos reconoce que será difícil de tramitar, peor el submarino podría “tener un uso ornamental, como punto de atracción de visitantes en Massó o en la propia explanada del muelle de Aldán, si bien, dice que es algo que hay que hablarlo.
Sin baño, con un caldero para sus necesidades
Tenían víveres envasados al vacío y todo estaba manchado de aceite como si reventara el motor.
También son rudimentarias las tuberas que utilizaban en este sumergible para inundar la nave y poder sumergirla, así como las que soltaban el agua para emerger. No obstante, pese a que no aparecieron sistemas telemáticos de navegación ni informáticos en su interior, se sospecha que los tres tripulantes llevaban algún teléfono móvil que pudieron tirar al mar en su huída y por el que la investigación les rastreó.
Sobre el habitáculo, carece de baño y también de cocina. Los tripulantes usaban un caldero y se valían también de cuando iban a superficie por la escotilla. Respecto a la comida, portaban víveres envasados al vacío, como mortadela, snacks (patatillas), agua embotellada y packs de refrescos de botellas de dos litros, de seis en seis. Todo salió a flote cuando los agentes de la Guardia Civil insuflaron presión para que el generador expulsara el agua de su interior y hacerlo sumergir en donde estaba hundido en Aldán. Tenían víveres para sobrevivir veinte días de travesía. Tanto los víveres como los fardos estaban muy manchados de aceite. Una hipótesis apunta a que con la presión los motores reventaron y todo el interior se tiznó de aceite. Tal vez eso fue lo que provocó que los dos tripulantes detenidos presentaran la cara negra, como de hollín.