La Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra acogió ayer la tercera jornada del juicio por el conocido como crimen de Ponte Caldelas en noviembre de 2015, en el que Marcos Vidal, acabó con la vida a navajazos del marido de Sandra M.A., con quien al parecer el acusado había mantenido una relación sentimental.

Los forenses que comparecieron ayer manifestaron que la víctima, Manuel Rivas Muiños, tenía mermada su capacidad de defensa en el transcurso de la agresión. Creen, por las heridas defensivas que presentaba, que sólo pudo protegerse con el brazo izquierdo, ya que su agresor le habría inmovilizado el derecho. Este sería el origen de una lesión de presión, probablemente causada por una rodilla que presentaba Rivas y que tendría como objetivo inmovilizarle el brazo derecho, que era su mano dominante. Cabe recordar que el fiscal y las acusaciones solicitan penas de 20 y 25 años de prisión por un delito de asesinato al entender, precisamente, que la víctima tuvo pocas opciones para defenderse del ataque.