José Manuel Carballo, "O Chamaco", negó ayer en la vista oral que se celebra en la Audiencia Provincial de Lugo que tuviese intención de matar a su mujer, Ana Gómez, en el domicilio que ambos compartían en Becerreá con los dos hijos menores de ella, porque "yo quería suicidarme pero al salir fuera se me disparó la escopeta".

En su declaración ante el tribunal del jurado, aseguró que el 12 de febrero de 2016, le pidió que a su mujer que viniese a casa porque "quería arreglar la situación con ella". Pero al ver que llegaba con la madre del acusado y los dos menores, se metió en la habitación de uno de los adolescentes, con la escopeta cargada, y se encerró dentro. A preguntas del fiscal, aseguró que no tenía ninguna intención "de matar a Ana", sino que "quería suicidarme delante de ella y de mi madre. Salgo para fuera, con la mala suerte de que se me disparó la escopeta".

José Manuel Carballo negó también haber maltratado o amenazado previamente a su mujer y aseguró no recordar episodios previos de violencia, incluso que un día presuntamente la encañonó con la escopeta y le dijo que la iba a "dejar seca".

Un relato diferente de los hechos presentó el letrado de la acusación particular, Óscar Núñez Torrón, quien aseguró que el acusado disparó a su mujer por la espalda a conciencia y "despreciando" que en la trayectoria del disparo "estaban los hijos de la víctima".

Aseguró que "O Chamaco", llamó a su mujer en los días previos hasta "en 34 ocasiones" para que pasase por la casa de Herbón, además de conminarla a que viniese sola, porque "tenía la decisión" de matarla "tomada" y, cuando tuvo la ocasión, lo que hizo fue "ejecutarla con frialdad". De hecho, afirmó que en varios mensajes de Whatsapp que le envió a la víctima "ya le anticipó su muerte".

La abogada de la defensa, Paloma Becerra, que pide la libre absolución por "enajenación" mental de su cliente o, en su defecto, que se tengan en cuenta atenuantes relacionados con "sus problemas psiquiátricos", sostuvo en su alegato que el acusado mató a su mujer, pero lo que ocurrió en la casa de Becerreá fue un homicidio y no un asesinato.

La Fiscalía solicita para él 28 años de cárcel -25 por asesinato con alevosía, dos por amenazas y otro año por maltrato-. Asociaciones feministas y familaires d ela víctima le recibieron a gritos de "¡Asesino!" en los juzgados.