El jurado popular ha declarado por unanimidad culpable de asesinato al hombre que mató a otro a las puertas de las instalaciones de Padre Rubinos en enero de 2018, aunque con una atenuante, al tener en cuenta su trastorno de la personalidad con limitación ligera de sus facultades volitivas. Ahora será la Audiencia Provincial la que emita la sentencia. La Fiscalía ha solicitado una pena de 17 años de prisión y ocho de libertad vigilada.

En el segundo juicio celebrado estos días, el abogado defensor insistió en que el acusado cometió un homicidio y no tuvo intención de asesinar con alevosía a la víctima, por lo que pidió que fuese absuelto y se sometiese a tratamiento psiquiátrico. Finalmente el jurado popular concluyó que es culpable de asesinato, y no de homicio, aunque con una atenuante analógica por combinación de trastorno de la personalidad con limitación ligera de sus facultades volitivas, es decir, su facultad de decidir y ordenar la propia conducta.

La Audiencia condenó a finales de 2018 al acusado por un delito de asesinato con alevosía a una pena de 15 años de cárcel y siete de libertad vigilada. Su defensa apeló apoyada en la inexistencia de un informe psiquiátrico del Sergas y el Superior le dio la razón y anuló el juicio. El nuevo proceso incorporó el testimonio del profesional que realizó el análisis reciente a J.M.L.C.. Al igual que el médico forense y la psicóloga responsables de los informes previos, el psiquiatra concluyó que el acusado sufre una "afectación leve de las funciones psíquicas" y un "trastorno de la personalidad mixto".

El hombre declaró en el primer juicio que no recordaba los hechos y atribuyó el ataque a un "arrebato" causado por una esquizofrenia paranoide que dice padecer; añadió que aquel día había bebido una cerveza en la que le echaron "unas pastillas amarillas" y consumido dos porros. El acusado se negó a declarar en la repetición del proceso. "No voy a declarar. Me imagino que tendrían que condenarme", respondió al ser preguntado por el presidente del tribunal si quiere ser condenado o no por los hechos que se le imputan, que ocurrieron en enero del año pasado frente a Padre Rubinos.

Los expertos entienden que en el diagnóstico del acusado han influido "el consumo prolongado de alcohol y drogas" y episodios de ansiedad y depresión, aunque reconocen que no es posible que el hombre fuese víctima de un ataque de esquizofrenia en el momento de matar al usuario de Padre Rubinos, sino que tenía pleno conocimiento de lo que hacía.