Un jubilado que se dedica a echar las cartas y leer el futuro en Vigo, que afronta penas que suman 14 años de prisión por abusos sexuales continuados a una menor y a su amiga, a las que supuestamente pagaba por fotografías de contenido sexual y en cuya oficina se localizó un bastón pistola, negó todas las acusaciones ayer en el juicio celebrado en la Sección Quinta de la Audiencia y alegó que la denuncia es "una venganza urdida por la madre" de una de ellas cuando la dejó y le quitó el coche: "Corté el grifo tras encontrarla con otro dentro y me denunció".

El acusado se negó a responder al Ministerio Público y solo contestó a su abogada. Explicó que se hacía llamar abuelo o padrino por una de las niñas con cuya madre mantenía una relación, que iba a recogerlas en coche al instituto y que nunca estuvieron en su casa ni en su oficina. Rechazó haberle pedido fotos de carácter sexual, aunque admitió que dado que la niña quería ser modelo acompañó a madre e hija a una agencia en Vigo, ya que él tenía contactos en televisión al ser también exactor.

Respecto al bastón pistola que la Policía halló en el registro de su despacho, alegó que no sabía que era una pistola y que lo tenía colgado en la pared tras comprarlo en un anticuario, pero tampoco aclaró por qué tenía munición para disparar: 34 cartuchos.

El vidente escuchó las declaraciones de las madres de las dos niñas, que tenían 13 años, pero abandonó la sala de vistas alegando que se encontraba mal cuando las víctimas iban a declarar tras un biombo. Regresó para las conclusiones poco antes de que el juicio quedara visto para sentencia.

La madre de una de las niñas negó haber mantenido una relación sentimental con el acusado, y explicó que lo conoció en una discoteca donde ella era camarera y que se ayudaban mutuamente, que le dejaba su coche y la acompañaba de viaje a Madrid cuando iba a ver su novio. "Era como mi padrino, un familiar", explicó tras admitir que le pagó una operación ocular.

Esta mujer fue quien denunció los abusos en la Comisaría tras revisar el WhatsApp de su hija. No supo recordar si había visto un mensaje o fotos sexuales pero ambas se fueron a la Policía tras descubrirlos.

La madre de la otra menor explicó que un día antes de la denuncia quiso conocer a la madre de la amiga de su hija porque estaba preocupada:"Que un señor que decía ser abuelo de su amiga las subiera y bajara en coche...", expuso al tribunal. Al día siguiente su hija iba salir de casa con el acusado cuando recibió una llamada de la Policía: "Quítele el teléfono y no deje que se vaya la niña", la advirtieron. Entonces le pregunto a su hija si era por el acusado y la niña le contestó que sí. "Me enteré de todo en las cinco horas que pasamos en Comisaría con la declaración", apostilló. Su hija le contó que él le daba porros, tabaco dinero... y que incluso le prometió una moto cuando cumpliera 16 años. También le dijo su hija que el acusado era vidente y le había leído la mano: "Le dijo que tenía que desvirgarse, que tenía mal desarrollo por eso y que si quería él lo hacía", explicó la mujer al borde del llanto.

Además de los 14 años de prisión, la Fiscalía reclama para Carlos A. otros 12 años de libertad vigilada y 10 de inhabilitación para profesiones que conlleven un contacto regular y directo con menores de edad. La acusación, tras la declaración del psicólogo forense que considera creíble la versión de las niñas, mantuvo la acusación ante las contradicciones en el relato del acusado, como el relato de las niñas de lo que ocurría en la casa y la oficina del procesado, que negó haberlas llevado allí. Relató también las amenazas que empleo, advirtiendo a su "ahijada" de que si contaba algo a su madre haría que las separaran porque su progenitora "bebía". Unas amenazas que avaló la otra menor.

La defensa pide la absolución y considera que no se ha probado la acusación, pues en el móvil de la primera niña que denunció no se encontró nada. En caso contrario pide que se aplique la atenuante de dilaciones indebidas y se aplique un delito menor del Código Penal.