Situación de vulnerabilidad, desnutrición, condiciones deplorables, precariedad absoluta... Estas fueron algunas de las descripciones que la acusación, forenses e inspectores laborales trasladaron a los magistrados sobre el estado en el que residían o "sobrevivían" los trabajadores lusos a los que un clan familiar chabolista de Vigo tenía presuntamente esclavizado. Las víctimas aseguraron que "nadie les pegaba" y que "nadie les prohibía nada", si bien no disponían de sueldo, documentación y en algún caso, ni siquiera sabían en la ciudad en la que vivían o lo que era un Vitrasa. "No se plantean si su situación era o no justa, nunca se hubiera enfrentado a sus empleadores, les estaba superagradecido porque tenía cubiertas sus necesidades básicas. Solo aspiraba a cosas básicas: tener comida y un sitio donde dormir", relató la médico forense durante la segunda y última sesión contra los acusados en el Audiencia viguesa.

En esta jornada declararon los dos inspectores de trabajo que acudieron a los dos poblados gitanos el 24 de enero de 2017. Los propios trabajadores les confirmaron que desarrollaban su labor en jornadas de unas 10 horas, sin vacaciones, sin formación ni protección, y por sueldos de entre 20 y 30 euros a la semana. "Estaban en una situación de necesidad, y había un claro incumplimiento de toda la normativa laboral y de seguridad. "En mis 32 años de experiencia como inspector, nunca vi nada así: trabajadores desarrapados, sin higiene... Las condiciones eran deplorables", señaló uno de esos inspectores.