"Una chavalita cayó, la otra va ahora para Barcelona". Este lenguaje críptico sumado a la treintena de conversaciones resultantes de las escuchas telefónicas sirvió a la Policía para desarticular una red que pretendía introducir droga, concretamente cocaína de gran pureza, impregnada en maletas, y a los magistrados de la Audiencia viguesa para condenarlos al advertir una relación "continuada" entre ambos de la "preparación e incluso financiación" de algunas operaciones de narcotráfico. El tribunal impone para los dos cabecillas, Álvaro M.J. y el arousano José Luis O.V. (ya condenado por hechos de la misma naturaleza) penas de 9 años de prisión y una multa de 159.000 euros para cada uno por delitos de tráfico de drogas e integración en grupo criminal. La causa fue instruida por un juzgado de Vigo.
Por estos mismos ilícitos fue condenado también Javier C. Q., más conocido como "el químico", a 8 años y 6 meses de cárcel y multa de 167.000 euros. El fallo lo considera como el "encargado de extraer posteriormente el estupefaciente del equipaje. Junto a ellos, son condenados también a otros 6 años de prisión Alexandru T. y José E. B., a quienes no se les atribuye pertenencia a organización criminal al entender que su colaboración se solicitó "solo para un caso concreto y sin que sus aportaciones pudieran tener el carácter de relevantes para la consecución de los fines pretendidos".
Dichos "fines" consistían en introducir en dos ocasiones desde Paraguay a España vía aérea una serie de maletas impregnadas en cocaína que posteriormente sería extraída para su distribución. Para ello sería necesario contar con una o varias personas que realizasen los viajes a modo de "correo". El tribunal sostiene que fue Álvaro M.J. el "emprendedor" del negocio. Así, y gracias a los pinchazos policiales en su teléfono móvil, la sala aprecia cómo contacta con los suministradores de la cocaína en el país sudamericano, con la persona que va a impregnar la maleta -a quien le facilita "la forma de hacerlo " y "los productos que debe emplear", enviándole también dinero- y controlando a la persona que realizará el viaje con la maleta, una joven que fue absuelta al considerar el tribunal que es posible que no conociese lo que llevaba en el equipaje. Álvaro M.J. también había entablado conversaciones con José Luis O.V., que sería el encargado de la posterior distribución de parte de la sustancia estupefaciente.
Ambos, según el fallo, venían manteniendo contactos desde hacía meses e incluso reuniones en Vilanova de Arousa. Los dos golpes que pretendían perpetrar fueron truncados la madrugada del 24 de marzo de 2017 en el aeropuerto de Madrid y el 29 de abril en una estación de Barcelona.
En el primer caso, la joven que actuaba de "correo" fue interceptada en Barajas junto a Alexandru T., encargado de recogerla en el aeródromo así como conseguirle una carta de invitación. Sobre la segunda incautación, también "organizada" por Álvaro M.J. , fue este mismo quien se encargó del traslado de las maletas desde la ciudad condal a la capital madrileña, pero fue interceptado por los agentes. Cuando fue detenido, José E. B. se encontraba con él, conocía el contenido de las maletas y el tribunal considera que podría ser "destinatario" de parte de la misma.
La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo.
