El joven vigués que en diciembre de 2017 asestó siete cuchilladas e hirió de gravedad al padre de la que entonces era su novia durante una discusión en un piso que compartían, actuó en defensa propia. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirma la condena de un año y cuatro meses de prisión impuesta por la Sección Quinta de la Audiencia en Vigo y desestima los recursos que presentaron para incrementarla tanto la Fiscalía como la acusación particular.

El Alto Tribunal gallego, en su auto, ratifica la agravante de abuso de superioridad que aplicó en su día la Audiencia a José Manuel J.S. y también las atenuantes analógicas de legítima defensa, confesión a las autoridades, reparación del daño y anomalía psíquica.

Mantiene también una indemnización de 11.430 euros para la víctima, experto en arte marciales. Cantidad a la que deberán sumarse en ejecución de sentencia la cifra que se determine por las secuelas, daño moral y lucro cesante, ya que el herido era empleado de un hotel y tras la agresión sufre una cojera que le impide volver a trabajar en su profesión.

Los hechos tuvieron lugar a primeras horas de la mañana del 9 de diciembre de 2017 en la vivienda que compartían. José Manuel J.S. propinó siete cuchilladas al padre de su novia y siempre defendió que actuó en defensa propia cuando intentaba evitar un posible episodio de malos tratos.

El enfrentamiento se produjo mientras en el piso se encontraba también un técnico de telefonía móvil, que acudió como testigo al juicio. El propio autor de acuchillamiento fue el primero en taponar la herida en la pierna a la víctima y reconoció los hechos cuando llegó la Policía.

La sentencia dictamina que la precisamente fue la víctima quien empujó primero al condenado, a quien luego agarró por el cuello, inmovilizándole el brazo derecho: "al verse así, José Manuel, que conocía la destreza en artes marciales de su oponente, de mayor corpulencia y altura, sacó la navaja que llevaba oculta y se la clavó en la pierna con la intención de que le soltara".

El tribunal entiende que si bien la tenencia de la navaja de mariposa evidencia que el acusado contemplaba la posibilidad de una situación de violencia, "esto no impide la apreciación de la atenuante analógica pues no existió acometimiento físico previo por su parte". Una medida que ve compatible "con la agravante de abuso de superioridad, pues el exceso en los medios de defensa no hace desaparecer su necesidad, aunque fuera relativa".

El TSXG confirma la atenuante de confesión que se le aplicó, pues el joven "manifestó voluntariamente a los agentes de Policía que él había sido quien apuñaló a la víctima" y, además, les entregó de forma voluntaria la navaja, de tipo mariposa, que había ocultado bajo un colchón.