Una banda asentada en Vigo que introducía cocaína impregnada en los forros de maletas y bolsos mediante correos que viajaban en avión desde Sudamérica a Madrid, será juzgada la próxima semana en la Sección Quinta de la Audiencia con sede en la ciudad olívica. La Fiscalía solicita penas que suman 71 años para los acusados y multas que van de 62.000 euros a un millón.

La droga, una vez en España, era recuperada por un "químico" en un laboratorio clandestino en Torrejón de Ardoz. En el banquillo de los acusados se sentarán nueve procesados, entre los que se encuentran los supuestos cabecillas del grupo criminal: el arousano José Luis Oubiña Vieites -un viejo conocido de las fuerzas de seguridad que ya fue condenado por narcotráfico a 13 años y medio de prisión en España y a otros 6 años en Portugal-; y Álvaro Menéndez González, sin antecedentes y residente en Cataluña, que según la acusación tenía los contactos en Colombia y Paraguay para concretar el suministro de la droga.

La Fiscalía Antidroga solicita la pena más alta para Álvaro Menéndez, 11 años de cárcel y multa de un millón de euros; mientras que para Oubiña Vieites pide 9 años y medio y y multa de 632.250 euros. Las mujeres que actuaron como correos afrontan 6 años y medio de prisión, mientras que los subalternos de los cabecillas se enfrentan a penas de entre 6 y 8 años. El fiscal pide para el supuestos "químico" contratado para recuperar la cocaína 8 años y medio de cárcel y multa de 263.575 euros.

El Juzgado de Instrucción 1 de Vigo dirigió al operación contra esta organización, desarticulada por la Policía Nacional y el servicio de Vigilancia Aduanera. La Fiscalía sostiene que los acusados integraban "un grupo criminal organizado" que planificó la introducción de dos partidas de cocaína desde Sudamérica para su distribución en España. Pero ambas se vieron frustradas por las fuerzas antidroga.

Así, en la madrugada del 24 de marzo de 2017 en Barajas, la Policía Nacional interceptó a una mujer procedente de Brasil que transportaba una maleta, una bolsa de viaje y una cartera "empapadas" de cocaína. Tras la decantación se obtuvo un alijo de unos 4 kilos de cocaína valorado en 191.993 euros.

Lo que los cabecillas de la red no sabían es que las fuerzas de seguridad les seguían los pasos y tenían sus teléfonos intervenidos, por eso supieron el avión en que llegaba la correo. Álvaro Menéndez, después de la intervención en Barajas, decidió cambiar de modus operandi. La cocaína seguiría entrando en España por maletas, pero lo haría por el aeropuerto de El Prat y no llegaría con correos, sino que las maletas se encargarían mediante mensajería. Los agentes descubrieron, además, dos cultivos extensivos de marihuana ilegales en las localidades catalanas de Tarrassa y Premiá de Mar.