Un año de prisión. Esta es la pena impuesta por la Audiencia Provincial de Pontevedra a Lucas R. P., a un policía nacional que estaba destinado en la comisaría de la ciudad del Lérez, ahora ya jubilado, y que estaba acusado de tráfico de drogas y de revelación de secretos. Mientras que el tribunal provincial le considera autor del primero de los delitos, lo absuelve del segundo, al considerar que no quedó probado que advirtiese a los clubes de alterne de la comarca pontevedresa de las redadas que efectuaban sus compañeros de la Brigada de Extranjería en estos locales.

La condena además tiene en cuenta la enorme demora que acumulaba esta causa, dado que se trata de hechos de 2007, hace ya 12 años, y cuya instrucción se mantuvo parada en diversos periodos por causas no imputables al acusado.

La sentencia estima que quedó probado que Lucas R. P. contactó con otro acusado (ya condenado en un anterior juicio) que residía en Málaga para que le subiera a Pontevedra unos diez kilos de hachís que el policía pretendía cambiar por cocaína. Sustancia que, explica el fallo, le iba a proporcionar otro encausado aquí en Galicia, con quien se comunicaba por una intermediaria.El 20 de abril de 2007 el acusado se citó con el resto en la gasolinera de Placeres para la transacción. Los seguimientos de la Guardia Civil llevaron a la detención del agente y su proveedor malagueño, que transportaba 8 kilos de hachís en su vehículo.