Cuatro meses de prisión y el pago de 37.500 euros de multa por un delito de contrabando en grado de tentativa. Es la pena que aceptó ayer en Vigo un armador de Ribeira al que le encontraron dinero sin declarar en un buque pesquero que entró en un astillero de la ciudad olívica para someterse a labores de reparación procedente del puerto de Manta (Ecuador). La Fiscalía, en el escrito de conformidad suscrito con la defensa, indica que el total de dinero ascendía a 541.000 euros, si bien solo consta que estuviera "escondido" en el barco la cantidad de 150.000 que se halló dentro del asiento del puente de mando. El condenado, Andrés G.G., es el armador que en 2006 fue secuestrado en Perú por una banda de delincuentes y que doce días después fue liberado casi inconsciente y con heridas de bala.

La vista se celebró ayer en el Juzgado de lo Penal 3. Fue muy breve, ya que había un acuerdo previo entre la fiscal y el abogado del armador. Los hechos se remontan al 17 de mayo de 2017, cuando entró en un astillero de Vigo un buque pesquero de bandera ecuatoriana procedente de ese país para ser reparado. En cumplimiento de la normativa aduanera, estaba prevista una visita de control a la embarcación. Cuando se estaba revisando el equipaje de la tripulación, en el momento del desembarco, en el bolsillo de un maletín del ordenador del contramaestre se hallaron 50.000 euros. Al preguntar los agentes si había más dinero, Andrés G.G., socio mayoritario de la empresa armadora del buque y armador del mismo, los condujo al puente de mando, donde había ocultos 150.000 euros. Fueron incautadas más cantidades en sendas mochilas en el puente y en un camarote.

Aunque las cuantías suman más de medio millón de euros, solo se considera que estaban ocultos 150.000, que le serán decomisados de forma definitiva. El resto del dinero, casi 400.000, le serán devueltos. El armador, que no tenía antecedentes, fue condenado en el marco de la Ley de Represión del Contrabando, que castiga a quienes "importen o exporten mercancías de lícito comercio sin presentarlas para su despacho en las oficinas de aduanas o en los lugares habilitados". Al empresario se le suspendió la ejecución de la pena de prisión condicionado a que no vuelva a delinquir en dos años. "En 70 años no cometí delito", dijo el hombre al serle leída por la juez esta condición.

El ribeirense fue noticia en 2006 por su rapto en Perú. Tras pagarse un rescate, fue abandonado en un basurero con heridas de bala en un brazo y un muslo, de las que se recuperó. Hubo varios detenidos.