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Un crimen que conmocionó Vigo en 2001

Prisiones revoca la semilibertad del asesino del Emporio al temer que cometiese actividades ilícitas

Llevaba en el coche sprays de defensa, una careta, navajas, prismáticos y la placa y el carné de un guardia civil

Luis Alfonso Casal en el juicio de 2003. // R. Grobas

Instituciones Penitenciarias revocó en noviembre la situación de semilibertad que desde hace cinco años disfrutaba Luis Alfonso Casal Milego, el portero de la discoteca Emporio de Vigo condenado a 17 años y medio de cárcel por el asesinato del joven ourensano José Antonio Alvarado en la Semana Santa de 2001. La medida se adopta por "por haber mostrado una evolución negativa y hecho mal uso del régimen abierto y por portar objetos prohibidos susceptibles de ser utilizados para actividades ilícitas" y ha sido ratificada por la Audiencia de Pontevedra tras el recurso presentado por su defensa contra la resolución del juez de Vigilancia Penitenciaria.

Casal Milego fue sorprendido con una bandolera que portaba un carnet profesional de la Guardia Civil, así como la placa de identificación de un agente adscrito a la Policía Judicial. En el maletero del coche se descubrieron unos prismáticos, una funda de arma corta, dos sprays de defensa personal, dos navajas pequeñas, una careta negra de carnaval, una linterna y una bolsa de látex de color negro.

El asesino del Emporio argumentó ante el juez de Vigilancia Penitenciaria que el carné, la placa y la funda de pistola pertenecen a un amigo suyo guardia civil con quien convive, que la careta era de un sobrino y los sprays los había comprado para una conocida. El magistrado consideró que si bien la documentación personal que portaba podía ser explicada tras las manifestaciones del agente de la Guardia Civil "llevaba también algunos objetos prohibidos susceptibles aisladamente y sobre todo en su conjunto para usarse en actividades ilícitas". La regresión de grado acordada por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria se funda en que "no se puede depositar en el interno la confianza necesaria para disfrutar del amplio margen de libertad que implica el tercer grado, por lo que procede aplicar los controle más rígidos del segundo grado".

Luis Alfonso Casal recurrió en apelación a la Audiencia de Pontevedra. Alegó que llevaba más de 5 años en semilibertad, que el pasado 16 de noviembre cumplió las tres cuartas partes de su condena y que lleva en prisión 16 años sin ninguna sanción disciplinaria. En concreto añadía que se le concedieron en este tiempo 36 recompensas, que ha disfrutado de más de 130 permisos penitenciarios sin ningún tipo de incidencia y que desempleaba un trabajo por cuenta ajena a la vez que va abonando la responsabilidad civil.

En su recurso ante la Sección Quinta de la Audiencia en Vigo intentaba rebatir que los efectos que le encontraron puedan ser considerados peligrosos. Asegura que las navajitas eran decorativas, los guantes son para su trabajo y la linterna y los prismáticos son habituales en un vehículo.

La Audiencia da la razón al juez de Vigilancia Penitenciaria y desestima el recurso de apelación de Casal Milego: "La aprehensión al recurrente de los mencionados objetos, cuya posesión aisladamente podría tener justificación (salvo el caso de los sprays de defensa, pues si son de tan fácil compra no se entiende por qué no los adquirió la destinataria final), presenta otro matiz al examinarlos en su conjunto, pudiendo estimarse razonable la inferencia llevada a cabo sobre su posible vinculación con actividades ilícitas, y de ahí la alegada vulneración del margen de confianza en que reside la concesión del tercer grado penitenciario". La Sección Quinta deja abierta la puerta a nuevas valoraciones para recuperar la semilibertad.

El asesinato de José Antonio Alvarado, padre de dos hijos, tuvo lugar cuando el joven, acompañado por siete amigos ourensanos y sus novias, intentaron entrar en la discoteca Emporio para celebrar el 25 cumpleaños de la víctima. Los porteros le impidieron pasar por calzar unas deportivas y se generó un incidente verbal. Cuando se marchaban, Casal Milego corrió tras ellos y apuñaló al cumpleañero en el corazón. Tras el asesinato, el portero del Emporio huyó hasta que fue detenido en un redada contra la prostitución en Valencia, si bien al parecer negociaba su entrega pactada con la Policía. Fue juzgado y condenado por un jurado en 2003.

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