Fernando Iglesias -supuesta víctima de un crimen ocurrido en Ourense el pasado mes de agosto-, natural de Silleda y de 63 años, asesinó a su mujer y a sus dos hijos en Gran Canaria en 1996 y, después de la muerte de su madre en 2012, los únicos familiares próximos que le quedaban eran una prima y un hermanastro.

La Guardia Civil cotejó una muestra genética de este último con un hueso y un diente del cadáver de Espiño, desenterrado a finales de diciembre de una finca de Piñor a la que presuntamente lo trasladaron -tras matarlo de un golpe en la cabeza- los dos investigados por el crimen, Francisco Javier G. H. y Óscar G. L., que se conocieron en la cárcel de Pereiro y compartían planes durante los permisos de salida del centro penitenciario.

La defensa de Francisco pide su puesta en libertad a la Audiencia de Ourense, en un recurso en el que esgrime que la identificación del fallecido no está clara del todo. Alude a un informe biológico que expone que el perfil genético recuperado del cadáver no encaja con el del hermano por parte de madre. La Fiscalía y la Guardia Civil tienen la convicción de que se trata del preso Fernando Iglesias, en base a otras evidencias, como una prótesis.