Los agentes de la Policía Nacional que investigaron al hostelero Carlos V.I., "Papuchi", por supuestos abusos a 18 menores, explicaron ayer ante el tribunal le juzga que el caso se destapó por las faltas al colegio de varios adolescentes, que eran recogidos a las puertas del centro escolar por un individuo que conducía coches de lujo. Inicialmente el investigado habría manifestado que conocía a los padres de los menores y al director del centro escolar y que contaba con su permiso, extremo que desmintieron tanto los progenitores como el responsable del colegio.

Los agentes que confeccionaron los informes que obran en la causa expusieron durante su declaración ante el tribunal de la Sección Quinta ayer, que por el aspecto de los escolares se veía "a simple vista" que eran menores de 16 años, y que no había ninguna duda de que el acusado sabía su edad, así como el curso que estudiaban e incluso la categoría del equipo deportivo al que pertenecían algunos. Un testimonio que difiere del prestado en la sala de vistas por el acusado, que aseguró desconocer que se traba de menores.

Un testimonio que coincide con el que días pasado prestó, también a puerta cerrada, el director del centro escolar al que iban varios de los chicos. El director del colegio manifestó que fueron una serie de faltas a clase de algunos de los menores, junto con la presencia en varias ocasiones en las cercanías de un Maserati que iba a buscarlos, lo que alertó al centro y, una vez alertados los padres, permitió descubrir este caso de supuestos abusos sexuales.

El juicio entra ya en su recta final. Los seis menores que faltaban por declarar ratificaron ayer lo que ya manifestaron durante la instrucción de la causa. Unos amigos les presentaban al hostelero, éste les agregaba como amigos en las redes sociales y recibían fotos fuera de tono a la vez que les pedía otras suyas. Unas fotos y vídeos que se enviaban a través de la plataforma Snapchat que autodestruye las imágenes segundos después de ser recibidas.

Después, según la declaración de los afectados, les invitaba al reservado del restaurante italiano que regentaba, a su casa o al yate, les ponía vídeos pornográficos, les facilitaba poder beber alcohol e intentaba tocarles.

También declararon ayer varios testigos citados por la defensa del hostelero. Dos jóvenes algo mayores que las víctimas y que no pertenecen a su grupo de amigos, aseguraron que nunca vieron abusos ni nada raro ni en el restaurante del acusado ni en su forma de actuar. El juicio quedará visto para sentencia hoy mismo con las conclusiones de las acusaciones y de la defensa.

El hostelero, para quien la Fiscalía solicita penas que suman 54 años de prisión -por delitos de abusos sexuales, exhibicionismo, provocación sexual y exhibición de pornografía- que las acusaciones particulares elevan a 123, niega contactos sexuales con los 18 menores y no sabe por qué le acusan.

En su entorno sostienen que se negó a un pacto con la Fiscalía, que le propuso la rebaja a más de la mitad de la condena con un cumplimento máximo de 7 años y medio, porque es inocente de todos los cargos: "Cree que ha sufrido ya la pena del Telediario y espera ahora justicia. Ve difusas e imprecisas las acusaciones y quiere defenderse de cada una de ellas. Está dispuesto a responder penalmente de lo que sea delito". Y es que el hostelero niega también el envío de fotos, vídeos o mensajes comprometidos a los menores.

La Sección Quinta de la Audienca con sede en Vigo dejará hoy visto para sentencia el caso, una vez que las partes presenten sus conclusiones finales.