Tras una primera jornada en la que el procesado defendió su inocencia, el juicio contra Carlos V.I., "papuchi", el hostelero vigués acusado de abusos sexuales a 18 menores, se centró ayer en una de las principales pruebas de cargo con las que cuentan la Fiscalía y las acusaciones particulares: los testimonios de estos adolescentes. Siete comparecieron ayer y ratificaron las declaraciones que ya habían prestado en el juzgado que instruyó la causa y en las que expusieron los abusos sufridos. Ayer relataron de nuevo lo sucedido ante el tribunal de la Audiencia viguesa que dictará sentencia. Los chicos contaron que conocieron al acusado a raíz de ir al restaurante que regentaba en la céntrica calle Montero Ríos -local que estaba de moda entre los adolescentes- y que, para ganarse su confianza, los solía invitar a comer, a cenar o a copas.

La toma de declaración a los menores seguirá hoy y mañana. Entre los que comparecieron ayer -tras un biombo para no tener contacto visual con el procesado- había al menos cuatro que solo tenían 13, 14 y 15 años al tiempo de los hechos -la mayoría eran mayores de 16-. El juicio se celebra a puerta cerrada pero, según pudo saber este periódico, lo relatado por cada chico habría seguido un mismo patrón en cuanto a la dinámica de los hechos y la conducta que se atribuye al hostelero, que se enfrenta a 54 años de cárcel por delitos de abusos sexuales, exhibicionismo y provocación sexual y exhibición de pornografía.

Así, la mayoría contaron que les presentaron al acusado en el local que él tenía y que éste, tras pedirles o conseguir sus teléfonos, los agregó a redes sociales como Snapchat o Instagram, enviándoles fotos íntimas de él al tiempo que también les pedía imágenes de ellos. La Fiscalía sostiene en su escrito que el hostelero se ganaba la confianza de los chavales invitándolos a comer, a cenar o a alcohol en el restaurante, algo que confirmaron los menores. Asimismo, relataron que los llevaba en su barco "Ipanema" o que los invitaba a su casa, diciéndoles por ejemplo que verían un partido de fútbol.

Ayer también compareció en el juicio el director de un colegio al que iban varios de estos chicos. Su testimonio es trascendental ya que fueron una serie de faltas a clase de algunos de los menores, junto con la presencia en varias ocasiones en las cercanías de un coche de alta gama -un Maserati- que iba a buscarlos, lo que alertó al centro y lo que permitió finalmente descubrir este caso de supuestos abusos sexuales.

Fuentes próximas a estos chicos señalaban ayer que consideran que existen suficientes pruebas de la culpabilidad del procesado y mostraron su sorpresa por el hecho de que no aceptara el acuerdo de conformidad ofrecido por Ministerio Público y acusaciones particulares, que habría dejado en 7 años y medio su estancia máxima en la cárcel.

Al término de la sesión de ayer el abogado que representa a varios de los chicos, Carlos Quintanilla, destacó sobre las declaraciones que los menores corroboraron lo dicho en Instrucción, sin entrar en contradicciones y sin añadir "hechos distintos" a los que ya hay en la causa. Agregó que junto a sus testimonios, en las diligencias también consta toda la prueba relativa a grabaciones, mensajes telefónicos o lo recabado en los ordenadores. "La mayoría de los chicos aún son menores y empiezan a ser conscientes de lo ocurrido", respondió sobre los inevitables nervios por su comparecencia en la Audiencia, añadiendo que todos tienen "muchas ganas" de que este asunto acabe, de pasar página. También incidió en que con este procedimiento las víctimas no buscan sacar ningún rédito económico y que, de hecho, las indemnizaciones que se solicitan son "muy bajas".