El masajista de Nigrán J.V.F. , detenido el pasado mes de marzo a raíz de la denuncia de una clienta que relató que fue sometida a tocamientos por parte de este hombre cuando acudió a su establecimiento de masajes, negó ayer en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal 2 de Vigo los abusos sexuales que le imputa la Fiscalía, que solicita para él dos años de prisión y tres años de alejamiento de la víctima.

El acusado, a preguntas de la fiscal, manifestó que la mujer acudió por un dolor en el hombro y él le explicó que iba a aplicarle una "terapia visceral", que conllevaba también masaje en la zona abdominal y que ella aceptó. Le pidió que se desnudara de la cintura para arriba para masajearle el hombro por detrás, y después le pidió que se diera la vuelta. Aseguró que no le tocó el pecho, sino en la zona del esternón, y que durante el masaje en el abdomen no llegó a la zona púbica. También negó haber aproximado su boca o cara a la de su clienta.

Expuso en su declaración que el masaje duró unos 50 minutos, de los que al final entre 25 y 30 minutos ella estuvo boca arriba. "En terapia visceral se trabaja así, la osteopatía permite trabajar otras zonas del cuerpo para solucionar un problema en otro sitio", explicó.

En cuanto a la actitud de la mujer, aseguró que no estaba compungida: "Ella estaba normal. No se fue rápido cuando acabamos. Le hice una rebaja porque me dijo que iba mal de dinero y también me elogió. Me dijo que era la primera vez que un terapeuta le trabajaba donde ella quería".

A preguntas de su abogado defensor el masajista sostuvo que miró el iris de su clienta y vio que tenía problemas intestinales, le explicó en qué consistía la terapia visceral y ella aceptó. También explicó que no había figurado nunca en las Páxinas Galegas y que no es la primera denuncia que le interponen por supuestos abusos sexuales. En este caso, afirmó que su clienta le dijo que sabía lo de las denuncias de cuatro mujeres anteriores. Desde entonces, aseguró, "estaba en el punto de mira, por lo que tenía miedo de atender a mujeres porque podían hacerme una cámara oculta". A raíz de las denuncias anteriores, que según él son falsas, manifestó que ha emprendido acciones legales -penales y civiles- contra quienes le denunciaron, agentes de la Guardia Civil y medios de comunicación.

La versión de la víctima fue radicalmente distinta. Aseguró no conocerlo previamente y negó saber que el masajista hubiera tenido problemas previos con otras mujeres ni haber hablado del tema con él. "No le conocía de nada. Pensé que era médico, le encontré en Páxinas Galegas como masajista en Nigrán", declaró. La cita se fijó a última hora de la tarde, sobre las 19.30 horas. "Le expliqué que me dolía la espalda, por mi carga de trabajo y solicité un masaje lumbar. Me pidió que me quitara la parte de arriba de la ropa y él no se retiró como suele ser habitual. Me tumbé boca abajo y los quince primeros minutos fueron normal. Después ya no", añadió.

Tras explicar que cuando estaba de espaldas empezó por las piernas y derivó hacia las nalgas, si bien no llegó a tocarle la zona púbica: se recreó más en las nalgas que en la zona lumbar, dejándome marcas con la toalla", dijo, hasta que le pidió que se diera la vuelta. Entonces empezó a "respirar fuerte, como jadeos" y "empezó a manosearme directamente los pechos, no era masaje muscular. Pensé en irme, pero tuve miedo y pensé: o me pongo valiente y me mata o me aguanto".

Al acabar el masaje la mujer dice que le tiró el dinero sobre la camilla y en shock volvió a su casa. Llamó a un amigo, que le recomendó denunciar en la Guardia Civil y eso hizo. A las 21.13 horas relataba entre lloros y visiblemente afectada lo ocurrido en el cuartel de la Guardia Civil, como confirmó el agente instructor del atestado.