La Policía Nacional todavía no tiene afianzada ninguna hipótesis en el caso del octogenario de la parroquia viguesa de Sárdoma cuyo cadáver fue hallado en una zona boscosa a 600 metros de su casa con varios golpes en la cabeza y envuelto en bolsas de plástico y trapos. Un posible robo y el entorno de Manuel Alonso Rivas son dos de las vías en las que se indaga, mientras se busca incansablemente el indicio o indicios concluyentes que permitan girar las pesquisas hacia una en concreto. Lo que ya dan prácticamente por descartado los investigadores es que la víctima, que había enviudado hacía dos meses, se moviese por el barrio con grandes sumas de dinero. Familiares suyos, entre ellos un yerno, relataron que llegaron a verle fajos de hasta "15.000 euros". Distintas averiguaciones policiales, entre ellas testimonios recabados en el entorno vecinal del fallecido que los agentes ven fehacientes, les hacen dudar de que llevase tales cuantías en su bolsillo. "Ni nunca lo vi sacar billetes grandes ni era una persona que hablase de dinero; cuando lo veía pagar lo hacía con billetes pequeños, con calderilla", coincide una persona que conocía bien a la víctima y que prefiere mantenerse en el anonimato. "Tenía una paga pequeña, ni de casualidad andaba con fajos grandes", agrega otra.

El Juzgado de Instrucción 8 de Vigo. Varios hijos del fallecido fueron ayer al tribunal. La autopsia al cadáver fue el martes en el Hospital Nicolás Peña, pero la licencia de enterramiento se retrasa debido a pruebas forenses pendientes de completar. Fuentes policiales dicen que los golpes que presentaba la víctima eran "bastante contundentes" y "violentos". Estaban en la cabeza. El lugar donde se halló el cadáver, en una zona boscosa pegada al río, fue objeto de revisión exhaustiva por parte de dos equipos policiales distintos. Para los investigadores, ese no es el lugar del crimen. Un escenario que se baraja es la casa del fallecido, donde se hizo un largo registro. El análisis visual no habría revelado evidencias que permitan apuntalar ya esta teoría, pero queda analizar todas las pruebas recabadas allí en busca de restos, huellas y otras pistas. Eso, junto con la autopsia y el resto de pruebas forenses a realizar, algunas en Madrid, resultan claves.

Todos los efectivos de la Policía Judicial y del grupo de Científica de la comisaría viguesa están volcados casi "en exclusiva" para tratar de resolver este crimen, en el que se cree que habrían intervenido dos personas. Desde el hallazgo, los agentes han tomado declaración a numerosos vecinos de Sárdoma. "Me preguntaron si Manolo tenía enemigos o si solía andar con dinero; yo les dije que para mí era al revés, que malamente tenía para él y que a mi juicio era una persona austera", cuenta un vecino. "Tenía la paga habitual de la gente mayor, andaba con billetes pequeños", relata otra residente.

Manuel Alonso, que en su día trabajó en Citroën, sufrió según quienes lo veían a diario una "clara desmejoría" desde la muerte de su esposa. También se le veía más "desorientado", aunque él seguía dando paseos a diario. Ahora, resolver su violenta muerte es la prioridad de la Policía Nacional en Vigo.