La joven profesora Laura Luelmo no salió a correr y fue asesinada el mismo día en que desapareció, el pasado 12 de diciembre en El Campillo, Huelva, donde iba a sustituir a una profesora. Los investigadores de la Guardia Civil sostienen que volvía del supermercado cuando su vecino y asesino confeso Bernardo Montoya la capturó, la metió en su casa y le propinó un golpe contra el suelo que la dejó inconsciente. Después la trasladó con el coche al campo donde la violó. La Guardia Civil no confirma si salió con vida del domicilio de su agresor, -a la espera del informe definitivo de la autopsia- pero sí creen que no pasó la noche en la vivienda y que falleció el mismo día de su desaparición, lo que contradice los informes preliminares de la autopsia que apuntan que murió dos días después.

El coronel Ezequiel Romero, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva y el teniente coronel de la Unidad Central Operativa, Jesús García, explicaron ayer en rueda de prensa sus conclusiones sobre el caso. Así, Laura Luelmo pagó en el supermercado a las 17.20 horas y con la bolsa en la mano Bernardo Montoya la introdujo a la fuerza en su domicilio. En casa del asesino confeso los agentes localizaron casi toda la compra de la chica, ya que el agresor se comió las patatas fritas de su víctima y dejó el paquete vacío.

"Montoya nos manifiesta que cuando introduce a Laura en su casa le ata las manos por detrás, le pone una cinta en la boca para que no grite y la tira al suelo. En un momento, Montoya va a retirar un objeto de la entrada de su casa y cuando vuelve Laura se levanta y le da una patada en el costado y según él, nos dice que es cuando se cabrea y la golpea", ha explicado el coronel Ezequiel Romero.

De hecho, el presunto asesino "acudió a un centro de salud por un golpe en las costillas" dos días después de la desaparición de la profesora, lo que hizo incrementar las sospechas de los investigadores sobre Montoya, que ya era un "sospechoso con mayúsculas" en ese momento.

Los investigadores consideran que la joven estaba inconsciente en el momento de su fallecimiento. "Lo tendrán que decir los forenses, pero tras ver el cadáver no me cabe ninguna duda de que no estaba consciente por la posición que tenía", ha destacado.

Jesús García justifica que no se hiciera un registro inmediato en la vivienda por si el hombre tenía retenida a Laura en otro lugar. Pero la Guardia Civil hizo un seguimiento a Montoya, hasta que el día posterior al levantamiento del cadáver, realizó un movimiento extraño y fue detenido. Ese mismo día, la Benemérita encontró restos de sangre de la joven y de su presunto asesino en el domicilio de éste.

La principal hipótesis de la Guardia Civil es que, tras el golpe que propinó a Laura en la cabeza, la introdujo en su coche y la llevó al campo, lugar donde se produjo la agresión sexual, cerca de donde apareció el cuerpo desnudo de cintura hacia abajo. El coronel Romero ha recalcado que, tal y como estaba el cuerpo, la joven no estaba consciente en ese momento.

El primer encuentro de los agentes con Bernardo tiene lugar el día de la desaparición de Laura. Cuando salen de registrar la casa de la joven ven a Montoya abandonar su vivienda enfrente con una manta y una canasta. A esa hora ya se había cometido el crimen pero ellos no saben que es el culpable y solo le identifican, tras manifestarles que no conoce a Laura. Horas después descubren su historial delictivo y comienza a ser el principal sospechoso.