El miedo e ha apoderado de los supervivientes que siguen en las zonas altas a las que apenas llegan ayudas. "Estoy aquí desde hace tres días", declaró Neng Sumarni, de 40 años. Duerme junto a sus tres hijos y su esposo en el suelo de una escuela, con otras treinta personas. Udin Ahok, un indonesio de 46 años, tuvo que hacer una elección terrible: salvar a su mujer o a su madre y su bebé. Dormían cuando un muro de agua echó abajo las paredes de su casa. Presa del pánico, fue al lugar donde dormía su madre de 70 años y su hijo de un año. De pronto vio que su esposa estaba a punto de ahogarse. Logró atraparla y ponerla a salvo, pero no pudo rescatar a su madre ni al bebé.