Deportistas gallegas rindieron ayer homenaje en distintas ciudades a la joven profesora Laura Luelmo, asesinada en El Campillo (Huelva) tras salir a correr y exigieron poder "correr sin miedo". La quedada por las redes sociales bajo el lema #todas somoslaura reunió en el parque de Castrelos de Vigo a unas cuatrocientas personas, según la instragramer Andrea Gabián, una de las organizadoras.

La atleta Loly García fue la encargada del leer el manifiesto. A sus 68 años y con una larga trayectoria de éxitos deportivos a sus espaldas (hasta el año pasado seguía federada) alzó su voz en representación de las deportistas: "Al principio creía que solo yo tenía miedo en determinados sitios, creía que era una miedica y he pasado momentos de pánico, sobre todo cuando venía de Priegue a Vigo. Rezaba para que pasaran muchos coches... Ahora se que es algo que sufren todas las deportistas". Pide a las mujeres que no dejen de correr por miedo, pero les recomienda que no lleven auriculares, porque no oyes "si te acechan".

Loly, que acudió al acto con su marido el exolímpico vigués Javier Álvarez y su nieta, tuvo un recuerdo para la viguesa Déborah Fernández: "Hace unos cuantos años salió de su casa para hacer unos kilómetros y apareció muerta en una cuneta. Su asesino o asesinos, por desgracia, aún no fueron detenidos". Tras guardar un minuto de silencio comenzó la marcha conjunta con un par de vueltas al circuito de running del parque de Castrelos, uno de los lugares en los que las mujeres se sienten más seguras a la hora de correr solas en la ciudad, según las organizadoras.

También en Vilagarcía unas setenta personas participaron en la concentración convocada.

Mientras tanto, Bernardo Montoya, asesino confeso de Laura Luelmo, permanece aislado en la enfermería de la prisión de Huelva, a donde llegó la pasada madrugada tras declarar en el juzgado de Valverde del Camino. Aunque en el momento de su traslado a prisión, de madrugada, se dirigió a los medios de comunicación para pedir perdón: "Pido disculpas a la familia. Lo siento", lo cierto es que su actitud en el penal como preso profesional es desafiante con los funcionarios a quienes "mirándoles a los ojos" exige cosas en lugar de pedirlas". Este al menos fue el caso de las mantas que reclamó, según ha trascendido. Permanece en el módulo de enfermería acompañado por un preso "sombra" que le acompañará en sus primeros días en prisión.