La Guardia Civil ha encontrado restos de sangre que podrían pertenecer a Laura Luelmo, la profesora zamorana asesinada en El Campillo (Huelva). El hallazgo se produjo en el domicilio del que es su asesino confeso, Bernardo Montoya, que residía muy cerca de la casa que acababa de alquilar la joven zamorana en la pequeña localidad onubense, a donde se trasladó al obtener una plaza de docente de Plástica en un instituto de Nerva. Pese a que el detenido había limpiado la vivienda usando lejía, los agentes que investigan la muerte de esta profesora lograron recuperar restos de sangre, lo que alimenta la hipótesis de que después de atacar y secuestrar a la joven, el pasado 12 de diciembre, Montoya la habría trasladado a su casa, donde la habría violado. La autopsia practicada al cadáver desveló que, además de un fuerte golpe en la frente que fue lo que causó la muerte de la joven, la víctima también sufrió una agresión sexual.

Durante las últimas horas los investigadores localizaron diversos restos personales de la joven fallecida en un contenedor próximo al cementerio de la localidad. Entre ellos estarían, según concretaron fuentes próximas a la investigación, las llaves del coche y la casa que tenía alquilada la maestra, justo enfrente de la ocupada por su asesino confeso, así como un monedero. Además, los investigadores localizaron en un segundo contenedor, situado junto a una carretera apenas a un kilómetro del lugar en el que apareció este lunes el cadáver de Laura Luelmo, una manta ensangrentada. Se sospecha que Bernardo Montoya usó esa manta para trasladar el cuerpo de la joven zamorana.

Pese a estos hallazgos y a la confesión de Montoya, aún persisten numerosas dudas en torno al caso, alimentadas por las contradicciones en la versión del asesino confeso. Las principales incógnitas se refieren al prolongado período de tiempo que pasó entre la desaparición de la joven (el 12 de diciembre) y el momento de la muerte según la autopsia (entre el 14 y el 15 de diciembre). La duda estriba en si el agresor- mantuvo retenida durante esos dos días a la joven, o si le asestó el golpe y la abandonó en el campo en el que fue hallado su cuerpo el mismo día de su desaparición, lo que indicaría que Laura Luelmo agonizó durante horas antes de fallecer por las heridas provocadas por su agresor.

Hoy se cumplirá el plazo máximo de 72 horas de detención del sospechoso, por lo que lo previsible es que Montoya, con un extenso historial delictivo que lo mantuvo casi la mitad de su vida entre rejas, pase a disposición judicial. Entre los delitos cometidos por este vecino de Huelva está el crimen hace más de dos décadas de una octogenaria. En un permiso penitenciario, además, atacó a una joven. El asesino confeso de la joven profesora no formará parte del Registro Central de Delincuentes Sexuales que elabora el Ministerio de Justicia hasta que haya una sentencia firme que le condene por un delito de índole sexual.

Secreto de sumario

Mientras, Elvira Mora, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Valverde del Camino (Huelva), solicitó ayer "respeto" al secreto de sumario decretado sobre el caso de la zamorana, al objeto de "salvaguardar la investigación" y de "no aumentar el dolor de familiares y allegados". Así se recoge en un comunicado que la propia jueza remitió a los medios de comunicación.

Por otra parte, el Obispo de Huelva, José Vilaplana, pidió "fortaleza y consuelo" para la familia de la zamorana Laura y que la sociedad "encuentre los caminos para que muertes dramáticas como la de esta joven no se vuelvan a repetir".