Ian Long, un exmarine de 28 años, llegó fuertemente armado al bar Borderline en un coche propiedad de su madre y sin pronunciar palabra alguna mientras disparaba indiscriminadamente causó doce muertos entre varios cientos de universitarios que celebraban una fiesta en la localidad californiana de Thousand Oaks, según los medios locales.

"Sacó un arma y comenzó a disparar", dijo a la AFP Holden Harrah, un joven de 20 años que frecuenta ese bar, detallando que debió "arrastrarse" para escapar y encontrar su coche. Matt Wennerstron, un estudiante de 20 años también asiduo del lugar, dijo que el atacante "hizo tantos disparos como pudo". "Cuando empezó a recargar sacamos a la gente de ahí y no miramos hacia atrás", dijo. "Disparó mucho, al menos una treintena de veces. Todavía escuchaba los tiros cuando todo el mundo había abandonado el bar", dijo a Los Angeles Times otro testigo.

El tiroteo se produjo en torno a las 23.20 horas del miércoles y entre los fallecidos se encuentra el propio Long, quien se habría enfrentado a la Policía, si bien algunas fuentes apuntan que se suicidó. Al menos otras doce personas resultaron heridas, según informó a los medios Geoff Dean, el sheriff del condado de Ventura, donde se encuentra el local.

El sheriff describió a la prensa "una escena horrible" con "sangre por todos lados". Dean precisó que entre las víctimas figuran 11 personas que se encontraban en el bar y un policía, identificado como Ron Helus, que intervino en la escena. Respecto a Long manifestó que fue hallado muerto en el lugar. "Creemos que se disparó", dijo.

El asesino iba armado con una pistola Glock comprada legalmente, y equipada con un cargador más grande que el de diez balas para el que está normalmente concebida.

En el lugar se vivienron momentos de gran tesión. Jason Coffman esperaba noticias de su hijo Cody, de 22 años. "La última vez que lo vi, me dijo adiós y se fue al Borderline", dijo sollozando a periodistas. Unos minutos más tarde recibió una llamada telefónica y se hundió en lágrimas.

Varios testigos que se hallaban en el Borderline describieron a un hombre imponente, completamente vestido de negro, con lentes, barbudo o con el rostro tapado por una bufanda negra y con una pistola de grueso calibre.

"En prinicipio nada lleva a pensar que existe un vínculo terrorista", según el sheriff Dean.