Pretendían matar presuntamente al patriarca rival porque repudiaban la relación entre la hija de uno de ellos y un joven del otro bando. Pudo ocurrir una tragedia como en la historia de Romeo y Julieta entre capuletos y montescos.

La Audiencia de Ourense juzga entre el 5 y 7 de noviembre, la próxima semana, a los 6 acusados de un tiroteo a las puertas del hospital de la ciudad, el CHUO, motivado por el odio entre clanes rivales, pero cuyo culmen fue la relación sentimental que desaprobaban. La Fiscalía pide un total de 63 años y medio -penas individuales de 10 a 13 años y medio- por delitos de intento de homicidio, daños, desórdenes públicos, tenencia ilícita y atentado. La vista iba a celebrarse en abril, pero fue suspendida por la huelga de los funcionarios en Galicia.

Era domingo, casi a medianoche. Una ráfaga de disparos arreció el 15 de mayo de 2016 contra la puerta y la fachada del edificio Cristal del CHUO. La Policía halló más de 20 marcas. Algún proyectil llegó al puesto de información. Quedaron heridos leves dos hombres del clan rival.

La causa fue el rechazo a la relación entre la hija de uno de los acusados, que acudía ese día al hospital ante la posibilidad de dar a luz, y un joven del otro bando. Fueron detenidas y llegaron a ser procesadas 7 personas, pero la Fiscalía centra la responsabilidad penal en 6 hombres: el padre de la chica embarazada, su hermano y los dos hijos de cada uno. Sostiene que la idea de todos era "acabar con la vida" del patriarca del otro clan, que había llevado a la joven al centro sanitario, "y de cualquier persona de su familia que se interpusiera".