Una llamada de auxilio al 091 desde una vivienda de la calle Zamora en Vigo desplegó un potente operativo policial el 27 de junio de 2017 para frustrar el intento de secuestro denunciado por un ciudadano dominicano que veía a los "sicarios" que querían cobrarle un deuda de drogas desde la ventana de su casa.

Los policías observaron que enfrente del portal del denunciante había dos personas "custodiando" el acceso y a un tercero merodeando en los que se suponían "labores de vigilancia". Al ver a los agentes intentaron sin éxito marcharse, al igual que un cuarto interceptado cuando empezaba a correr. Pero el propio denunciante les advirtió que faltaba una quinta persona que conducía un Audi oscuro y no cesaba de vigilar su piso. También fue detenido, y en el vehículo se localizaron bridas de plástico, guantes de goma, un gorro de lana, una navaja, un puñal y una pistola semiautomática, según informó la Comisaría.

Entre los efectos intervenidos había unas llaves de una furgoneta, que resultó estar aparcada delante del edificio de la supuesta víctima. En el interior de la furgoneta se descubrió un generador eléctrico, mantas, latas de comida, bebida, cubos de basura y otros útiles que podían dejar entrever que los integrantes del presunto grupo criminal habían vigilado al denunciante al menso varios días.

La jueza de Instrucción 1 de Vigo tomó declaración a los cinco detenidos -dos arousanos, dos dominicanos y un colombiano- que aseguraron no mantener relación entre sí ni con la víctima, negando todos los delitos en los que se les implicaba. No obstante, la magistrada ordenó su ingreso en prisión provisional mientras avanzaba la investigación.

Pero el intento de esclarecer lo ocurrido avanzó poco. La presunta víctima, que en una llamada agónica reclamo auxilio al 091, días después no sólo no pudo identificar a sus presunto secuestradores, sino que en su declaración judicial del mes de julio incurrió en tantas contradicciones, y ofreció tantas versiones que aconsejaron la puesta en libertad de los cinco detenidos. Llegó a declarar que era confidente policial en Levante, que tras el decomiso de casi dos toneladas de droga tuvo que marcharse de allí y que por eso se trasladó con su familia a Vigo.

Las defensas de los cinco detenidos solicitaron su libertad al considerar que no había pruebas de un intento de secuestro, ni relación entre los arrestados, ni de estos con la supuesta víctima. Finalmente la jueza ha archivado la causa.