Los grandes puertos con un enorme movimiento de contenedores se están convirtiendo en una de las principales puertas de entrada de la cocaína en España (y por ende en Europa) en pugna con el desembarco de la droga en buques a través de la costa gallega. Así lo demuestran los últimos datos de incautaciones que, sin embargo, no deben llevar a pensar que el negocio de la droga esté cambiando de manos. Se buscan otros métodos, pero las organizaciones colombianas siguen controlando la cocaína y los narcotraficantes gallegos continúan disponiendo de un aval que les permite aparecer siempre en primera línea en las grandes operaciones que se llevan a cabo en España: sus contactos.

Así, si se analizan los datos de incautaciones de cocaína realizadas el pasado año por la Policía Nacional, Guardia Civil y Aduanas se concluye que siete provincias españolas aglutinan casi el 90% de los decomisos de polvo blanco en España. Se trata de las que tienen grandes puertos con un enorme tráfico de contenedores y, en medio de ellas, Pontevedra, en donde los envíos se siguen realizando mayoritariamente en buques nodriza que cruzan el Atlántico y trasvasan la droga a planeadoras o pesqueros.

Según los datos de Interior, la provincia gallega ocuparía el quinto lugar en cuanto a incautaciones de cocaína. Pero este dato también tiene trampa dado que muchos de los alijos que se contabilizan en otras provincias atlánticas son realmente por apresamiento de buques que tenían como objetivo desembarcar la droga en las costas gallegas. Así lo explica Emilio Rodríguez, jefe del Greco-Galicia, quien calcula que, como mínimo, la cifra de cocaína incautada en Pontevedra debería incrementarse en unas tres mil toneladas con algunos alijos que se llevaron a Cádiz o Las Palmas que, en realidad, eran gestionados por grupos de las Rías Baixas.

En cualquier caso, Emilio Rodríguez sí reconoce que el tráfico de cocaína a través de contenedores está en alza, no solo en España, sino en toda Europa. De hecho, señala que puertos como los de Amberes o Rotterdam son desde hace tiempo un coladero para la cocaína en Europa, con alijos que se filtran aprovechando los millones de contenedores que circulan por estos portuarios, así como "los escasos controles que hay", indica el responsable del Greco-Galicia.

El mayor alijo de la historia

Así, puertos como Algeciras (Cádiz), Valencia o Barcelona son elegidos por los narcotraficantes para realizar sus envíos. Rodríguez señala que la problemática se ciñe a los puertos más grandes por "una mera cuestión de estadística". "Cuanto más movimiento, menos posibilidades tienen de que los pillen en los controles", explica. Ante esta tendencia no resulta extraño que en abril de este mismo año se haya incautado en Algeciras el mayor alijo de cocaína de la historia de España (8,7 toneladas de droga) oculto, precisamente en un contenedor. Desbancaba así al alijo apresado en 1999 en el Taamsare, de 7.900 kilos de droga (aunque en aquella mítica "Operación Temple se llegaron a decomisar a los gallegos y colombianos hasta 15 toneladas de cocaína).

Eso sí, Rodríguez insiste en que esto no significa que los grupos gallegos, que "siguen teniendo el monopolio de los envíos de droga en barcos", vayan a perder protagonismo. Incluso aunque puedan ver mermada su capacidad económica para financiar estas operaciones advierte que "solo hace falta tener vocación criminal y contactos para realizar un envío y a veces el dinero no es tan fundamental como los contactos, y los grupos gallegos los tienen", advierte. Recuerda que al propio Sito Miñanco se le atribuye la introducción de unos 616 kilos de cocaína a través de un puerto holandés cuando fue detenido en febrero en la "Operación Mito".

El alza de los envíos de droga a través de contenedores se debe, entre otras causas, a la presión policial sobre los grupos gallegos de lancheros. Además, se trata de un sistema que requiere de una menor infraestructura y logística que el tradicional envío a través de buques nodriza.