Entre lágrimas, a veces con problemas para continuar con el relato de los hechos a causa del llanto y de los nervios, la mujer que supuestamente fue maltratada, amenazada, coaccionada y finalmente violada por su propio marido, contó ayer en el juicio celebrado en la Audiencia de Lugo el infierno por el que tuvo que pasar durante los dos últimos años de un matrimonio que comenzó en 2002, y que padecieron también sus dos hijas de corta edad.

Por videoconferencia, para no cruzarse con el acusado, la víctima ofreció un relato radicalmente distinto al que unos minutos antes había contado su marido a preguntas de la defensa y de la acusación particular, para explicar el clima de tensión constante que se vivía en la casa familiar, en Ferreira de Valadouro, donde vivía el matrimonio con sus dos hijas menores -a mayor tiene en la actualidad doce años-.

La mujer dijo que su marido, José Juan G.P, "nunca dejó de consumir" cocaína durante todos los años que duró su relación, pero la convivencia empeoró a causa del "abuso" de esa sustancia. Contó cómo la amenazaba, cómo le entraban arrebatos de furia en los que llegaba a pegarle a ella y a las niñas y el modo en que utilizaba a sus hijas para amenazarla y para obligarla a traer dinero a casa con el que financiar su adicción. "Me decía que si no le conseguía dinero, iba a presentarse en mi trabajo y sacarme por los pelos", contó al tribunal, además de narrar lo sucedido un día en el que su marido se encerró con las dos niñas en casa y al regresar ella no le dejó entrar.

"Me preguntó si traía dinero y al decirle que no había, me dijo mirando" a la niña pequeña "que tenía diez minutos para conseguirlo. El tiempo corre. Tic-tac, tic-tac", por lo que "salí disparada. Sin rumbo, porque ya no sabía a quién pedirle dinero", explicó la víctima. De hecho, reconoció que su propia suegra le recomendó que "fuese a la Guardia Civil y lo denunciase".

Lo hizo, finalmente, después de los sucesos del 9 de julio de 2017 cuando, según la Fiscalía, el acusado la obligó a bajar al garaje, con la excusa de que "la lavadora perdía agua", y allí la golpeó de forma repetida con un bate de béisbol y después la violó, al tiempo que le decía "esta vez tuviste suerte, la próxima vez te mato".

La mujer narró que su marido después de golpearla con violencia, la obligó a arrodillarse y consumó la violación. "Cuando estaba arrodillada aún me volvió a dar con el bate. Lo único que quería era salir viva de allí. Coger a las niñas y marcharme. Solo pensaba en que acabase rápido", relató.

En cuanto a lo sucedido ese día, el acusado reconoció que discutió con su mujer y le pegó con el mango de una escoba, además de darle una "patada en el culo" que la hizo caerse al suelo, pero aseguró que las relaciones sexuales fueron consentidas.

El fiscal pide para el acusado 26 años de cárcel por malos tratos habituales agresión sexual, dos delitos leves de lesiones, coacciones y maltrato no habitual. La defensa solicita su libre absolución.