"Volvió a nacer". Así de rotunda se muestra la madre del joven Álvaro Fueyo, uno de los ocupantes del bus. El joven, de 25 años, iba sentado en la fila 4. "Está vivo de milagro", enfatiza su madre, pero no solo la suerte influyó en su feliz devenir. Fueyo viajaba de Avilés a Gijón tras unas prácticas laborales. De golpe, sintió un estruendo. En ese instante, desde el primer choque contra los conos, tuvo la destreza de ponerse el cinturón. "Eso fue lo que me salvó", asegura.