Cinco personas -tres hombres y dos mujeres- perdieron la vida, cuatro se hallan en estado crítico y otras once resultaron heridas de diversa consideración al salirse de la vía y empotrar violenta y frontalmente contra el pilar de un viaducto un autobús de línea regular que cubría la línea Cudillero-Avilés-Pravia, en Asturias. La brutalidad del golpe fue tal que el pilar de hormigón penetró dentro del autobús hasta la sexta fila de asientos convirtiendo en un amasijo de hierros el primer tercio del vehículo.

El autocar de la empresa Alsa, había salido de Cudillero a las 12.35 horas, realizado con normalidad las nueve paradas programadas de la ruta -la última en la estación de Avilés, donde subieron y bajaron pasajeros- y ya camino de Gijón para finalizar su recorrido a las 14.00 horas sobrevino la tragedia. El reloj marcaba entonces las 13.40 horas, iban a bordo 21 personas y solo una resultó ilesa.

Como consecuencia del tremendo impacto contra el pilar del viaducto -carente de protección- fallecieron en el acto cuatro de los viajeros, todos ocupantes de asientos situados en la mitad delantera; tres de esos cuerpos fueron rescatados, previa excarcelación, por los bomberos desplazados al lugar. Un cuarto cadáver fue recuperado fuera del autobús, probablemente como consecuencia de haber salido despedido por una ventana. Y la quinta víctima mortal falleció en la ambulancia, camino del Hospital San Agustín de Avilés, a donde fueron llevados la mayoría de los heridos del siniestro.

La relación de víctimas mortales es la siguiente: Arcadio Suárez García (75 años), de Piedras Blancas; José Emilio Menéndez Díaz (58 años), de Gijón; Senén Álvarez González (77 años), de Gijón; María Begoña Miranda Herrero (55 años), de Soto del Barco; y Ana Tuya Santamaría (52 años), de Gijón.

Los peritos de la Guardia Civil de Tráfico desplazados al lugar para realizar el atestado concluyeron como primera hipótesis de lo ocurrido que el conductor del autobús, un varón de 40 años vecino de Pravia y natural de Candamo, identificado como Omar López Macías (uno de los heridos críticos), debió sufrir algún tipo de desvanecimiento poco antes del choque. Como consecuencia del vahído, el autobús habría circulado sin control y a una velocidad de entre 80 y 90 kilómetros por hora (la vía está limitada a 70 kilómetros por hora debido a obras) saliéndose de la calzada e invadiendo el arcén por el margen izquierdo a unos 150 metros del pilar contra el que se empotró.

La trayectoria fatal que tomó el autobús de línea cuando se salió de la calzada -que discurre por una zona de obras señalizada profusamente- le hizo llevarse por delante decenas de conos de los usados para delimitar carriles provisionales (de hecho, muchos fueron hallados debajo del vehículo al retirarlo) y golpear haciendo saltar por los aires varias barreras portátiles de plástico rellenas de agua que también forman parte de la señalización provisional por obras.

El pilar frenó en seco la trayectoria del autobús y segó la vida de cinco de los ocupantes al entrar como un cuchillo en la mantequilla hasta la sexta fila de asientos. La desintegración del tercio delantero del vehículo era manifiesta: en un radio de seis metros por delante del mismo había desparramadas piezas y restos del parabrisas.

Personas que se hallaban cerca del lugar del accidente -el carril de incorporación desde Avilés a la autopista "Y", más en concreto el punto kilométrico 1 de la AI-81- describieron el ruido que produjo el choque del autobús contra el pilar del viaducto como "un estruendo como si se hubiera venido abajo el puente".