Diez de meses de prisión y 16 de alejamiento. Esta es la condena que aceptó ayer el vigués de 37 años que el sábado llamó a la comisaría de Vigo y alertó de que iba a matar a su pareja con un: "tenéis cinco minutos para llegar o mato a mi mujer". Una pena que se impone en contra de la voluntad de la víctima que se negó a denunciarle y pidió su libertad.

El hombre, que dejó abierta la puerta del piso y amenazaba a su pareja con un cuchillo cuando llegaron los agentes -que tuvieron que reducirle porque ofrecía gran resistencia-, fue trasladado ayer desde la prisión pontevedresa de A Lama -donde permanecía provisionalmente por orden del Juzgado de Instrucción 2, en funciones de guardia- al Juzgado de Violencia contra la Mujer de la ciudad olívica para celebrar un juicio rápido.

La víctima, que renunció a ejercitar cualquiera de los derechos civiles o penales que le correspondieran, declaró que se trató de un episodio puntual y excepcional y que no se consideraba una víctima de la violencia machista, pues no había sufrido ningún otro episodio de malos tratos previo.

El acusado admitió los hechos, si bien con importantes matizaciones sobre el atestado policial, y aceptó finalmente un acuerdo de conformidad con la Fiscalía por el que la magistrada del Juzgado de Violencia le impuso diez meses de prisión por un delito de amenazas del artículo 169.2. del Código Penal.

Pese a que la pena impuesta es inferior a dos años y a que el hombre carece de antecedentes penales por malos tratos, ya que los que había denunciado una pareja anterior fueron cancelados, la magistrada viguesa ordenó su vuelta inmediata a prisión. Su estancia en el centro penitenciario podría reducirse si se acepta el uso de un control telemático. Una decisión en la que tendrían que estar de acuerdo tanto víctima como agresor (cada uno de ellos debe portar una pulsera) y recibir el respaldo de la propia jueza.

Un juicio rápido de 7 horas

El juicio rápido en el que se resolvió la situación del detenido se prolongó durante casi siete horas, pues antes de adoptar la resolución la magistrada tomó numerosas declaraciones sobre el caso y solicitó varias pruebas forenses con la intención de comprobar los motivos del estado de exaltación y el comportamiento violento del acusado que estaba prácticamente fuera de si cuando ocurrieron los hechos, según el atestado policial.

La jueza también quiso aclarar exactamente la situación en que la Policía encontró a la víctima y al agresor, el tipo de arma que utilizó para amenazarla y si la esgrimía con una mano sin tocar el cuerpo mientras con la otra agarraba a la mujer por la cabeza.

La víctima llegó a la sede judicial sobre las 10 de la mañana y permaneció allí hasta pasadas las cinco de la tarde. Su versión como testigo benefició a su pareja, de quien aseguró que no es un maltratador. El día de los hechos, la mujer manifestó a los agentes que la salvaron que su pareja había llegado con una actitud muy violenta y muy alterado, y que empezó a destrozar toda la casa, hasta que en un momento esgrimió un cuchillo con el que la amenazó. Ayer no quiso denunciar y al parecer, manifestó que no temió por su vida, motivo por que finalmente al acusado se le imputó un delito de amenazas en vez del intento de homicidio por el que fue detenido.

Una vez solventado el caso de Violencia contra la Mujer, el acusado tendrá que hacer frente previsiblemente en otro juzgado al delito de atentado tras la fuerte resistencia que ofreció en el momento de su detención varios agentes cayeron con él al suelo cuando en el portal la emprendió a patadas, y tuvieron que custodiarle en la ambulancia que le evacuó al hospital donde no quiso ser asistido.