Un aficionado al parapente, Guillermo Casás Boubeta, vecino de Tirán, en Moaña, de 54 años, falleció ayer por la tarde cuando practicaba este deporte de riesgo en la escarpada costa de Cabo Home, en Cangas. Su compañero de vuelo, un vecino de Lérez, Pontevedra, Fernando Ortigueira Ogando, de 46 años de edad, resultó herido. Ambos habían acudido a volar por la costa da Vela, en Cabo Home, en la parroquia de O Hío, acompañados por otro aficionado y amigo, Ángel Graña, vecino de Cangas. Comenta este último que el día estaba perfecto para volar: había intensidad de viento y se presumía una jornada envidiable para los aficionados a este deporte.

Alrdedor de las 20.00 horas los tres realizaron un primer vuelo con salida desde el aparcamiento norte del lugar conocido como A Caracola, por la escultura que preside el entorno. No hubo problemas. La altura que cogían los aparatos era la adecuada y todo salía según lo previsto, aunque ya se notaba que el viento había cedido en su intensidad. Esta fue la razón por la que Ángel Graña no quiso realizar un segundo vuelo y optó por esperar a sus compañeros en A Caracola, un lugar muy transitado por curiosos y turistas.

Guillermo Casás -casado y padre de una hija- y Fernando Ortigueira decidieron realizar un segundo vuelo y orientaron el mismo hacia la zona norte, hacia Punta Couso. El viaje de ida fue sin problemas, pero la vuelta comenzó a complicarse. Esa pérdida de fuerza del viento de la que se había hablado antes se hizo patente, demasiado, tal vez. Los parapentes comenzaron a perder altura y sus tripulantes optaron por intentar aterrizar. Pero la ladera norte de cambo home es muy escarpada. Venían a media ladera y según, comenta Ángel Graña, el fallecido era el que volaba más alto en ese momento. Consideraron que la mejor opición era amerizar y pusieron todo su empeño en ello.

Fernando Ortigueira pudo deshacese de la vela y lanzarse al mar y no tardó mucho tiempo en alcanzar tierra. Guillermo Casás no venía muy lejos. Su compañero Fernando vio incluso cómo alcanzaba las rocas, pero algo debió pasar que al rato el hombre y la vela estaban en el mar.

Comenta Ángel Graña que el amerizaje en el mar con la vela es muy peligroso, que es fácil enredarse y que una ola te engulla. Se supone que es lo que le pasó a este aficionado moañés, que tenía fama de volar bien, aunque no era experto en incidencias de este tipo.

Dos barcos de pesca rescataron el cuerpo sin vida de Guillermo Casás, mientras Fernando Ortigueira alcanzaba la cima de A Caracola por su propio pie y algunos rasguños que le obligaron a pasar por el Centro de Salud de Cangas, en donde permanecía al cierre de esta edición.

El 112 dio la alerta a las 20:59 horas. Salvamar Mirach y Protección Civil de Cangas pusieron rumbo a Cabo Home, mientras se avisaba también a la Guardia Civil y la Policía Local de Cangas. Había transcurrido una hora entre la desaparición y la alerta, según señalan fuentes de Protección Civil Cangas, que también apuntan que fueron unos ciclistas que recorrían los caminos del Monte Facho quienes vieron las velas en el mar y dieron la alerta.

Una vez que la Salvamar Mirach llegó a Cabo Home evacuó el cadáver del vecino de Moaña, que estaba a bordo, con su parapente enganchado, en un pesquero que faenaba por el lugar y lo recogió del mar. El cadáver fue trasladado al muelle de la estación marítima y desde aquí se trasladó al Anatómico Forense para la autopsia.

La llegada de la Salvamar con el cadáver coincidió con el desembarco del barco de pasaje procedente de Vigo y generó tensión.