En agosto de 2013 la unidad de élite contra el crimen organizado ECO-Galicia descubrió que tenía dos "topos". Al menos cinco grandes operaciones antidroga que había en marcha en las Rías Baixas se habían frustrado y acabaron en archivo provisional porque los implicados, alertados de que eran investigados, desistieron o cambiaron su forma de actuar.

Es el caso de Emilio Andrés Parra, que según recoge la sentencia, iba a ser detenido el 9 de julio por la introducción de más de 1.000 kilos de cocaína. El equipo de vigilancia le seguía cuando iba a reunirse con otro sospechoso, pero tras una visita a Juan Carlos S.N. en su casa, Parra se marchó a Barcelona, cambió de teléfono, abandonó su domicilio y desapareció durante quince días. Lo mismo ocurrió con la operación sobre un narco arousano bautizada como "Azúcar Amargo", que tras meses de investigación por un juzgado de Vigo acabó en agua de borrajas, así como otra causa abierta en un juzgado de O Porriño.

El jefe del ECO-Galicia montó la operación ficticia "Aluminio" para cazar al topo, y lo consiguió. El día de su detención el agente Javier L.S.. salía de la Comandancia de Pontevedra tras haberse apoderado de los ficheros con los datos personales de los miembros del ECO: filiación, domicilio, nombres de familiares, teléfono y foto. Datos que no se difundieron al ser arrestado justo después de apoderarse de ellos.