Un ruptura sentimental que se tornó en tragedia. El albañil porriñés Tomás Romero Iglesias, de 57 años, acudió ayer a su trabajo como todos los días, pero poco antes de las 9 de la mañana solicitó permiso para salir a firmar el divorcio de su mujer, Magdalena Moreira Alonso, de 47 años, con la que llevaba casi una treintena de convivencia y con la que tenía dos hijos, de 24 y 27 años, y un nieto.

Ambos habían cesado su relación hace unas semanas, según informó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), y ella, que llevaba una década empleada en un supermercado de Mosende, había alquilado un piso en Tui. No había denuncias previas por malos tratos, según el TSXG, ni Tomás era persona violenta, según sus allegados, que insisten en que la relación del matrimonio era buena. Pero el divorcio se convirtió en un crimen machista con posterior suicidio cuando ambos coincidieron ayer en la que había sido su vivienda familiar en Chenlo - Filgueira en O Porriño.

Pasadas las 14.30 horas el hijo mayor del matrimonio acudió a comer a casa de sus padres y se encontró con una escena dantesca: ambos estaban muertos en el garaje de la vivienda por disparos de un arma de fuego. Sus gritos de auxilio alertaron a los vecinos.

La Guardia Civil investiga el caso como un supuesto delito de violencia machista y trata de esclarecer si, como se sospecha, Tomás Romero citó allí a su mujer para matarla y cuando ella lo vio escopeta en mano trató de huir y recibió los disparos por la espalda. Todo apunta a que Tomás Romero disparó a su mujer y después se suicidó de un tiro. A los pies del cadáver del hombre, casi pegado al de su mujer, se encontró una escopeta para la que él tenía licencia, ya que era cazador.

Fue su vecino Raúl Rodríguez quien primero acudió en auxilio del hijo del matrimonio y quien alertó a los servicios de Emerxencias del 112, que le derivaron a la Guardia Civil cuando adelantó que el matrimonio estaba muerto. El 112, por su parte, informó de que un hijo del matrimonio llamó también a Emerxencias.

La psicóloga forense del Imelga en Vigo atendió ayer en el lugar del suceso a los hijos del matrimonio, que estaban arropados por otros familiares en casa de su tío Juan. La Guardia Civil, que mantiene precintada la vivienda, les permitió a última hora de la tarde de ayer recoger algunas cosas en el interior de la vivienda.

El Instituto Armado descarta la participación de terceras personas en este suceso y solicitó al 112 el apoyo del Grupo de Intervención Psicolóxica en Catástrofes e Emerxencias (Gipce), para dar atención psicológica a los familiares de los fallecidos.

Hasta el lugar de los hechos se trasladó una comisión judicial de O Porriño, varios forenses del Instituto de Medicina Legal de Vigo y efectivos de la Guardia Civil que se han hecho cargo la investigación. Durante más cuatro horas los investigadores recogieron muestras y realizaron la investigación ocular del lugar del crimen, mientras que la comisión judicial se mantuvo en el lugar del suceso más de dos horas antes de proceder al levantamiento de ambos cadáveres, que fueron trasladados en un mismo furgón para practicarles la autopsia. En el lugar se vivieron escenas de dolor pues los dos hijos del matrimonio recibían el apoyo de allegados y amigos en casa de su tío, justo enfrente de la del crimen. Es el primer crimen machista en lo que va de año en Galicia.