Un desalojo que acabó de forma violenta. Y siendo además materia de una sentencia. La titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo ha condenado a un padre y a su hijo por recibir a golpes a varios policías nacionales que acudieron a la vivienda con motivo de un desahucio acordado por orden judicial. El joven arrojó la pantalla de un ordenador contra un agente, que estaba protegido por un escudo, y tanto él como su progenitor golpearon, cada uno, a un efectivo. La Fiscalía también acusaba a la madre y a otra hija del matrimonio, pero la magistrada las absuelve ya que si bien se negaron a abrir la puerta del piso y habrían insultado a los policías, no consta ni que opusieran resistencia ni que participaran en la agresión.

La juez concluye que el cabeza de familia y su hijo son autores de un delito de resistencia y de otro leve de lesiones, imponiéndoles a cada uno el pago de multas que suman 1.860 euros. Fiscal y acusación particular pedían penas de prisión. En concepto de responsabilidad civil, establece que uno de ellos deberá a una policía con 150 euros -resultó lesionada en una mano-, mientras que el otro debe abonar 90 euros a otro agente que sufrió una laceración en la cara.

En agosto de 2016

Los hechos ya se remontan a hace dos años, al verano de 2016. Fue un juzgado de Instrucción de Vigo el que, en el marco de unas diligencias de investigación, acordó que se procediera al desalojo de la familia del piso, en el que vivían en régimen de alquiler. La vivienda estaba en un edificio de la calle Menéndez Pelayo de la urbe olívica.

El desahucio se llevó a cabo el 11 de agosto de ese año. Según se refiere en los hechos probados de la sentencia, el matrimonio y sus dos hijos se encontraban en el interior de la vivienda y se negaron a abrir la puerta y a facilitar el acceso por la misma, "llegando a colocar un sofá detrás" con el objeto de "dificultar que fuera abierta por los agentes".

"Llamamos para que nos abrieran; escuchamos movimientos de muebles y una voz de mujer que decía que había perros peligrosos", relató uno de los efectivos en el juicio celebrado el pasado mes de abril. Finalmente la dotación policial, que adoptó medidas de seguridad para acceder al domicilio, pudo abrir la puerta. Un agente entró en primer lugar con escudo protector, seguido por una subinspectora y por otro policía.

Una de las primeras reacciones fue la del joven, que arrojó la pantalla de un ordenador contra un policía, impactando el aparato en el escudo protector. El chico se metió en una habitación con su padre -su madre y su hermana se fueron a otra estancia-, entrando en la misma los agentes. Allí, uno de los acusados hirió de una patada a un efectivo y el otro propinó un puñetazo al escudo de otro. Dentro de la casa había perros, pero no eran de raza peligrosa como había amenazado la familia.