El fiscal pide nueve meses de prisión para el inmigrante peruano, con residencia en Cangas, que en la noche de Reyes del pasado año golpeó, presuntamente, a su mujer cuando pasaba con ella y un "gigoló" la noche en un céntrico hotel de Cangas.

La mujer, de unos 50 años de edad, fue la que presentó inicialmente una denuncia contra su marido por maltrato y también por abuso sexual, del que acusó además al gigoló. Tras prestar declaración, el juez de guardia dictó una orden de alejamiento contra el marido de la presunta víctima. Solo unos días más tarde, la mujer retiró la denuncia contra su marido, pero el fiscal mantuvo la acusación de maltrato por lesiones.

Ya en ese momento se archivó la causa por un delito de agresión sexual, al considerar que las relaciones sexuales habían sido consentidas y se centró el caso por un delito de lesiones.

Los hechos que se van a juzgar hoy en el Juzgado de lo Penal 4 de Pontevedra,a las 09.30 horas, ocurrieron en la noche de Reyes de 2017 en un céntrico hotel de Cangas. Según fuentes próximas a la investigación, el inmigrante había contratado a un joven gigoló, vecino de Vigo, para estar con su mujer en el hotel.

Una de las versiones incide en que ella ya había presentado una demanda de divorcio contra él en los juzgados de Cangas y supuestamente la presencia del joven "gigoló" era una de las condiciones impuestas por la víctima para llegar a una reconciliación. Pero también se apunta que ella desconocía que el amante que iba a tener lo había conratado su todavía marido.

Él acusado había alquiladado una habitación en un conocido hotel. Según los testigos, la pareja y el gigoló subieron juntos, pero lo que se suponía iba a poner fin a las desavenencias conyugales terminó con los tres en los juzgados.

La noche fue escandalosa y el alcohol estuvo presente. La juerga era tan elevada de tono en la habitación en la que se encontraban los tres, que el portero de noche del citado establecimiento se vio obligado a llamar a la Guardia Civil.

Fue entonces cuando ella denunció, por lo que su marido y el gigoló fueron detenidos. El joven amante, según varias versiones, también resultó lesionado en medio de la disputa familiar, aunque no denunció a ninguno de los dos.

El caso llega ahora a juicio al Juzgado del Penal 4 de Pontevedra como un delito de lesiones, consecuencia de una violencia de género.