La inusitada actividad sísmica en Galicia se mantiene, aunque con un carácter tan leve que es casi imperceptible para la población. Al "enjambre sísmico" que causó 32 terremotos en apenas doce horas a mediados del mes de mayo le sucedieron pequeñas réplicas que se concentraron en el área de Ponte Caldelas.

Tras unos días sin incidencias, la tierra volvió a sacudirse el pasado fin de semana. Y esta vez con seísmos en las cuatro provincias gallegas. En la madrugada del día uno de junio, el suelo tembló en Ramirás (Ourense) y Vilaboa (Pontevedra). El primero ocurrió a las 05:16 horas a 22 kilómetros de profundidad y tuvo una magnitud de 1,9. Dos horas después, O Rial volvía a ser centro de un nuevo movimiento telúrico. A las 07:10 horas y a 12 kilómetros de la superficie se originó un temblor de 2,8 e intensidad II, es decir, apenas sentido. La vibración, según apunta el Instituto Geográfico Nacional (IGN), alcanzó las localidades de Carballeira y A Igrexa en A Lama, San Amaro en Pontevedra y Rebordelo (Ponte Caldelas).

En la siguiente jornada hubo tres nuevos temblores. El primero a las 22:42 horas en el concello lucense de Becerreá, con magnitud de 1,7 y una profundidad de 11 kilómetros. A la una de la madrugada, una sacudida de 2,3 y a doce kilómetros tuvo su epicentro en Viaño Pequeño, al norte del Concello de Santiago.

Casi tres horas después, a las 03:57 horas, Pontevedra registró el de mayor magnitud: 2,9. El IGN señala que su intensidad fue de nivel II, es decir, apenas perceptible para la ciudadanía. Sin embargo, las ondas de esta perturbación que se originaron a 22 kilómetros de profundidad alcanzaron Pazos de Borbén.

Ninguno de los temblores ocasionó daños materiales ni personales.