Francisco González Lameiro, el propietario del almacén pirotécnico ilegal que explotó hace una semana en la parroquia tudense de Paramos, está ya en prisión provisional sin fianza. Y por cinco delitos distintos: riesgo catastrófico, homicidio imprudente, lesiones y daños también imprudentes y tenencia ilícita de explosivos. Tras ser detenido por segunda vez desde la trágica explosión y pasar de nuevo a disposición judicial, la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Tui, que en la primera ocasión lo dejó en libertad con cargos, decretó ayer el encarcelamiento del empresario. La clave, según la jueza, es que "han variado las circunstancias": aparecieron dos depósitos ilegales "cuya existencia" no había mencionado en su declaración judicial de la semana pasada. Se trata de dos zulos con más de 1.750 kilos de material explosivo hallados el sábado y el domingo, distintos al que el miércoles anterior había causado el siniestro que dejó a un matrimonio fallecido, casi 40 heridos y decenas de familias sin viviendas.

El empresario llegó al juzgado a primera hora de la mañana. Allí fue increpado por una de las vecinas afectadas por la tragedia. "Desgraciado, ¡cómo no lo metiste en tu casa!", le gritó en alusión al polvorín ilegal a las puertas del edificio judicial tudense. Esta misma vecina relató después a FARO que "no lo llevaba preparado, me salió solo, aunque me quedé corta". Sin embargo, el momento más tenso fue el vivido con Jaime Bugallo, uno de los vecinos que se quedó sin casa. Este hombre, también sin haberlo planeado según aseguró, intentó propinar un puñetazo al pirotécnico. No lo logró porque agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil evitaron la agresión.

El detenido entró en el juzgado poco antes de las diez de la mañana y salió tres horas más tarde para ser trasladado a la prisión pontevedresa de A Lama. Su abogado, Ricardo Valencia, confirmó que contra su cliente se acababa de dictar auto de prisión comunicada sin fianza por el hallazgo de los zulos durante el fin de semana. Sobre la posibilidad de encontrar nuevos almacenes clandestinos, el letrado defensor dijo que su cliente manifestó que "no hay más".

La jueza entiende ahora que, tras la aparición de los depósitos, las circunstancias han variado, motivo por el que acordó la medida privativa de libertad, tal y como solicitó la Fiscalía, que ya en la primera comparecencia había pedido también el encarcelamiento preventivo del pirotécnico. La magistrada también considera que existe riesgo de alteración de fuentes de prueba y riesgo de reiteración delictiva. Además, al existir la posibilidad de que la pena impuesta sea mayor, entiende que, a pesar del arraigo, ha aumentado el riesgo de fuga, según informaron fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

En su primera declaración Francisco González afirmó que en la nave que explotó, ubicada en Paramos, tenía 125 kilos de azufre y una tonelada de potasio para hacer pólvora. No obstante, ese almacén clandestino no era el único zulo que que utilizaba. A este hay que sumar otros dos polvorines ilegales distribuidos en un radio de apenas 300 metros de la pirotécnica La Gallega, de la que era propietario, en la parroquia de Baldráns. Estos fueron hallados después de que un vecino, Francisco Gómez, alertara a los investigadores. Ese hombre estaba ayer cerca de los juzgados de Tui mientras el pirotécnico declaraba. Gómez manifestó que cree que todavía hay más zulos, hecho que aún no ha sido descartado por los agentes que investigan el caso. Unos almacens ilegales que según la subdelegada del Gobierno, Ana María Ortiz, nunca fueron denunciados ante la Guardia Civil.