Hace seis años y dos meses que el mar se tragó en el Orzán a un joven eslovaco de Erasmus, Thomas Velicky, y tres policías nacionales que intentaron rescatarlo. Es la mayor tragedia de estas aguas, que se ha ido cobrando muchas vidas, hasta doce en los últimos doce años. El último fallecido fue un chaval de origen senegalés de 17 años, Moussa Sissé, que se acercó a buscar un balón que se escapó durante un partidillo una tarde de abril de 2017. Varias de las víctimas estaban trabajando cuando encontraron la muerte en el litoral coruñés. Otros fallecidos estaban tomando fotografías o se metieron al agua tras una noche de fiesta.

El primer día del año 2006, un turista holandés falleció en las inmediaciones del obelisco Millennium. Estaba de vacaciones con su hija. Le tomaba fotografías ante el espectacular mar batido en la ensenada cuando un golpe de mar les arrastró y les separó de las rocas. La chica, de 17 años, fue rescatada con vida. No así su padre, que se ahogó.

Tan solo seis días después, José Antonio Naya Maneiro, de 58 años, falleció al caer al mar cuando pescaba con una caña junto al Millennium. Tan solo estuvo quince minutos en el agua, pero los sanitarios no consiguieron reanimarle. Al intentar recoger el sedal, pisó fuera de la roca en la que se había instalado junto a otro pescador y se cayó al mar. El golpe fue tan fuerte que resultó letal.

El 29 de junio de 2006, un vecino de Labañou perdió la vida al precipitarse al mar. Estaba intentando pescar en las inmediaciones del obelisco Millennium. Un percebeiro le vio desplomarse por las piedras y se lanzó al agua para socorrerle. Consiguió rescatarle con vida y tenderlo en las rocas, aunque falleció poco después. Los sanitarios tampoco fueron capaces de salvarle la vida.

En diciembre de 2007, una joven madrileña, Patricia Vara Centeno, de 32 años, falleció en el arenal del Orzán al intentar rescatar a una amiga que había sido arrastrada por la corriente cuando paseaba por la playa, a las cinco y media de la mañana, tras una noche de fiesta. La joven, que había venido a A Coruña para asistir a una convención de la entidad financiera en la que trabajaba, falleció y su amiga fue rescatada con vida por un policía local y otro nacional.

Un percebeiro falleció al caerse al mar mientras faenaba en las inmediaciones de la Casa de los Peces el 1 de septiembre de 2008. Su pareja, alertada por la tardanza de la víctima, acudió a las rocas para ver si seguía mariscando. No la encontró y vio que sus pertenencias estaban abandonadas sobre las rocas. Dio la voz de alarma, pero el cuerpo del hombre, como los de las tres víctimas desaparecidas ayer, no fue encontrado entonces a pesar de las intensas labores de búsqueda.

El 19 de abril de 2009, Salvamento Marítimo rescató el cadáver de otro percebeiro entre unas rocas del Orzán, el hombre había desaparecido en diciembre, cuando faenaba. Las labores de búsqueda no habían dado resultado cuatro meses atrás, sin embargo, fue un aficionado al submarinismo que practicaba por la zona del Orzán quien avistó el cadáver y alertó a Salvamento Marítimo.

Otro fallecido en las inmediaciones de la ensenada fue un hombre argelino de 42 años que estaba festejando la noche de San Juan con otro compañero que, como él, se había instalado en la entidad benéfica Padre Rubinos. Su compañero consiguió salir del agua, pero la víctima, a pesar de haber sido rescatada por agentes de la Policía Local, falleció sin que se pudiese hacer algo por su reanimación. El hallazgo del cadáver coincidió con el despertar de la masiva noche coruñesa del 24 de junio de 2011.

A estas siete muertes se sumaron las de los agentes de la Policía Nacional Javier López López, Rodrigo Maseda y José Antonio Villamor, el 27 de enero de 2012. Fallecieron en las aguas del Orzán al tratar de rescatar a un universitario de 24 años, Thomas Velicky, originario de Bratislava (Eslovaquia), que también murió. Era noche de alerta naranja en la costa coruñesa y las olas superaban los cuatro metros en el litoral. La tragedia ocurrió a las cinco de la madrugada, casi antes de la pleamar, cuando el agua llegaba a batir contra el paseo marítimo y un grupo de jóvenes «erasmus», de diferentes nacionalidades, decidió bajar al arenal tras una noche de fiesta.

La última muerte, la más joven de la historia reciente, va a cumplir un año el próximo 10 de abril. El joven Moussa Sissé, de 17 años y de origen senegalés falleció ahogado en la playa del Orzán al ser arrebatado por una ola cuando trataba de recuperar una pelota junto con los amigos con los que jugaba al fútbol. El accidente ocurrió sobre las 17.50 horas con una situación del mar en calma en la zona del arenal situada frente al ambulatorio San José. La desaparición del joven puso en marcha una operación de rescate que concluyó a las 19.25 horas cuando los buceadores de los bomberos recuperaron el cuerpo.