El viernes 20 de agosto Faro de Vigo destaca en portada que "la desaparición de una mujer de 38 años en Pontevedra pone en alerta a la Policía". Un día después, al cumplirse 3 días desde que habían visto a Sonia Iglesias por última vez, el titular empieza a mostrar la preocupación de los investigadores que ya "temen lo peor".

El 18 de diciembre, en una manifestación en apoyo a la familia de Sonia Iglesias con el mensaje "Pontevedra no te olvida", los mismos allegados de la víctima ya daba muestras de flaqueza y desilusión.

Desde el primer día aseguraban que esta mujer era incapaz de dejar a su hijo de 8 años. Evidentemente, a Sonia le había pasado algo grave.

A pesar de que la policía contaba con muchos medios, no trascendió entonces que la investigación estuviera avanzando rápidamente ya que todo el rastro que dejó fue una cartera con diversa documentación que apareció en las inmediaciones del poblado de O Vao.

Desde entonces la ciudad ha vivido una serie de movilizaciones ciudadanas sin precedentes para tratar de averiguar qué es lo que le sucedió a esta pontevedresa. Cada mes de agosto, los vecinos arropan a la familia de la joven para que el caso no caiga en el olvido. Y, cada agosto, cruzan la ciudad del Lérez portando una pancarta con la imagen de Sonia. La Policía Nacional baraja y acepta entonces la hipótesis familiar de una desaparición forzada.

La familia de Sonia Iglesias en una manifestación en 2010. // G. Santos

Durante las primeras semanas se realizaron numerosas batidas por distintos parajes del municipio, algunas de ellas multitudinarias, con una amplia participación ciudadana. Equipos especiales de los GEOS y de Protección Civil peinaron el fondo del río Lérez y del embalse de O Pontillón sin resultados y una unidad especializada en desaparecidos desplazada desde Madrid colabora con la UDEV de Pontevedra en las pesquisas.

Después de cuatro meses, la familia reconocía que haber perdido" todo hilo de esperanza" y solo espera ya que se resuelva la investigación para poder pasar página. La última vez que vieron a Sonia Iglesias fue en Pontevedra la mañana del miércoles 18 de agosto a plena luz del día cuando se dirigía a su trabajo. Hoy, casi ocho años después, buscan su cuerpo en una parcela propiedad de la familia de su pareja.

Era empleada de la tienda de moda que la firma Massimo Dutti tiene en la calle Benito Corbal y debía ingresar a las 13 horas para cumplir con su turno. También sus compañeros de trabajo manifiestaron repetidamente el cariño que le tiene a quien consideraban una mujer ejemplar.

Los agentes rastrearon el fondo del Lérez y el embalse del Pontillón. // G. Santos

Enfrentamiento en los juzgados

Enfrentamiento en los juzgadosJulio Araújo, la pareja de Sonia Iglesias, denunció por injurias a Carmen Eirín, la madre de la joven.Carmen Eirín, la madre de la joven La denunciada no prestó declaración, ni siquiera fue citada. No lo consideró necesario el titular del Juzgado de Instrucción número 2 para dictar un auto de archivo.

Araújo decía tener noticias de que Carmen habría manifestado su convencimiento de él estaba directamente implicado en la desaparición de Sonia. Carmen reconocía que su único problema con Julio era el cumplimiento del régimen de visitas marcado por el juez para ver a su nieto.

Registro de la propiedad de la familia de Julio Araújo. / Marta Clavero

Registro de la propiedad de la familia de Julio Araújo. / Marta Clavero

Reapertura del caso

Ahora, casi ocho años después, el Juzgado de Pontevedra reabre el caso de Sonia Iglesias en unas diligencia secretas sobre las que se ha trabajado en los últimos tiempos. De momento no hay detenidos, apuntan fuentes judiciales, aunque el que fue principal sospechoso de la desaparición esté presente hoy en el registro de la casa. Julio Araújo presencia este martes el registro de una propiedad de su familia junto al cementerio de San Mauro. A lo largo de estos años, nunca le ha abandonado la sombra de la sospecha. La familia de ella no ha dejado de señalarle: "es un mentiroso compulsivo", remachaba esta mañana Mari Carmen Iglesias.