"Voy a ir a por todas". Quien así se expresa es Jesús Garrido Amoedo, padre de la víctima de este crimen. Este hombre de 52 años y natural de la parroquia de Paredes, en Ponteareas, se trasladó a Ibiza en 1997. El motivo fue el trabajo. Casado con una mujer de Granada, tuvieron tres hijos. Desde las pasadas navidades está pasando momentos de enorme dolor por el homicidio del que fue víctima uno de ellos, Santi. A este sentimiento se unieron ayer el de la "rabia y la impotencia". "La Justicia no actúa como tiene que actuar", afirma. Y es que solo uno de los detenidos ingresó en prisión. "Los otros tres están libres, una es menor", afirma este hombre, que hoy hablará con su abogada para recurrir los autos de libertad.

Santiago fue víctima de una banda que usa la violencia para robar. "Son delincuentes que actúan en manada; aquella noche estuvieron de botellón y después se fueron a Ses Figueretes, donde mi hijo tuvo la mala fortuna de cruzarse con ellos; le tocó a él, pero podría haberle tocado a cualquiera", dice. "Mi hijo era un chico tranquilo, deportista, que tenía su coche...; estudió Magisterio e hizo cursos para trabajar como socorrista", describe. "Aún no tenían fecha, pero tenía planes de casarse con su novia; a ella sus padres le habían regalado un apartamento en Santa Eulalia del Río", cuenta.

Jesús Garrido, que tiene ocho hermanos, acude siempre que puede a su parroquia natal, Paredes, en Ponteareas. Allí, entre otros familiares, vive su madre, de 88 años. El homicidio de uno de sus nietos fue para esta mujer un fuerte golpe. Santiago viajaba a Galicia con frecuencia. Le gustaba mucho. Poco antes de las navidades había estado en Ponteareas.