Este fin de semana se cumple un trágico aniversario. El del crimen de la ingeniera de 25 años Ana Enjamio en el portal del edificio donde residía en la avenida de Madrid de Vigo. Esta joven natural de Boqueixón (A Coruña) fue asesinada la madrugada de un sábado, la del 17 de diciembre de 2016, cuando volvía a su piso tras la cena navideña de la empresa donde trabajaba. El ataque fue brutal: la autopsia revelaría que sufrió más de 20 puñaladas, varias mortales de necesidad, y que intentó defenderse. La investigación de la Policía Nacional dio pronto resultados: como presunto autor fue detenido el vigués César Adrio, compañero de trabajo con el que coincidió aquella fatídica noche y con el que había mantenido una relación. Un hombre de 39 años que sigue en prisión provisional.

La violencia machista se mostró con toda su crudeza en este caso del que se hizo cargo el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo. La instrucción de esta causa sobre la que se deberá pronunciar un jurado popular está avanzada, pero la sala continúa pendiente de la comisión rogatoria a EE UU, remitida en requerimiento de datos a Google de interés para las pesquisas. Una diligencia que aún no tuvo resultados satisfactorios debido, en principio, a la restrictiva ley de protección de datos de ese país. Fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) concretaron que se siguen realizando otras diligencias cuyo contenido no se desveló.

En prisión

Adrio permanece encarcelado desde el 21 de diciembre de ese 2016. Tres meses después, en una comparecencia clave, la Fiscalía y demás acusaciones personadas le concretaron la imputación que le atribuyen, la de asesinato, delito castigado con hasta 25 años de prisión. Su detención el fin de semana del crimen se produjo después de que la Policía centrase sus pesquisas en el entorno de la joven. El intento de suicidio del sospechoso y contradicciones en su relato -en su declaración como testigo negó su relación con la muerte señalando que tras la cena de empresa se fue a su casa de Candeán a dormir- llevaron a su arresto. El hombre, separado y con hijos, había mantenido un noviazgo con Ana Enjamio, una relación que ella había decidido terminar, decisión que él no aceptó.

El mutismo caracteriza la investigación judicial. El caso estuvo bajo secreto de sumario hasta que la Audiencia de Pontevedra ordenó alzar la medida en febrero. Entre la prueba practicada estuvo la declaración de testigos. Junto al registro en la casa del investigado, el rastreo de los dispositivos electrónicos y otras diligencias del momento inicial, como la extracción de muestras de saliva del imputado, el juzgado ordenó más cuestiones. Entre los recursos de la defensa estuvo la petición de nulidad de la defensa por resoluciones judiciales adoptadas mientras el caso estaba bajo secreto. Una impugnación desestimada "de plano" por la Audiencia.