El "clan de la Ferrería" de Vigo supuestamente liderado por dos mujeres se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia por presuntamente vender al menudeo heroína y cocaína en dos domicilios del barrio histórico de la ciudad olívica, uno ubicado en la Subida ao Castelo y otro en Praza Argüelles. La fiscal pide penas que suman 34 años de cárcel: cinco procesados pertenecen a una misma familia de etnia gitana y otra mujer, de avanzada edad, es amiga de ellos. Frente a esta solicitud, los encausados, uno a uno, defendieron su inocencia en unos interrogatorios en los que solo contestaron a sus respectivos abogados.

Argentina M.G. y su marido Luis G.S., ya condenados en un operativo anterior; Luis G.M. y su esposa Marga G.S.; Estrella G.S. y finalmente Dolores D.B. están acusados de tráfico de drogas y afrontan entre 5 y 7 años de cárcel cada uno. La mayor pena se solicita para Estrella, al atribuírsele también un delito de tenencia ilícita de armas ya que en su piso había tres pistolas, un revólver, cartuchos y balas. "Eran de mis suegros, de recuerdo; nunca las toqué, de eso no entiendo", alegó la mujer al respecto.

Todos negaron el narcotráfico. Algunos alegaron que la droga hallada era para autoconsumo y otros concretaron por ejemplo que su permanencia en el balcón en aparente actitud de espera era para "tender ropa" o "tomar el aire", rechazando que en los inmuebles donde la Policía Nacional vio entrar a toxicómanos a los que después se les incautaron dosis ellos se dedicasen al menudeo. La mujer mayor, Dolores, aquejada según relató de varias enfermedades y que sufre problemas de audición, residía en una de estas viviendas. "La cocaína que había en casa era para mí", zanjó.

Frente a estas versiones, agentes del grupo UDEV-Drogas de Vigo contaron que hicieron vigilancias y seguimientos en mayo y junio de 2016 por las "múltiples quejas" de vecinos. La inspectora que dirigió el operativo afirmó que "todos los acusados participaban en la venta de drogas". En una casa donde entraron en un registro hallaron una "puerta blindada" que retrasó la intervención, lo que cree que fue aprovechado por los encausados para deshacerse de parte de los estupefacientes. Otro policía afirmó que algunos imputados tenían "domicilios de seguridad" en otras zonas de la urbe para tratar de desvincularse de la actividad ilícita.