"Si no estuviéramos nosotros allí, a estas alturas estaba muerta", explicó ayer el operario de la excavadora Flavio Costa, un obrero portugués de la empresa Narom que trabajaba para asfaltar la carretera local que pasa cerca de la vivienda de Mos de la mujer de 76 años atacada por un perro de raza peligrosa.

El obrero destacó que entretuvo al perro haciéndole ruido con el cazo de la máquina para que soltase a su víctima, ya que no había ninguna otra forma.

Antes, estos obreros y Gerardo Álvarez -jefe de la Policía Local que se encontraba libre de servicio- le habían pedido a María que prendiese al perro porque les amenazaba con morderles, "pero fue cuando se abalanzó sobre ella", dijo. Después de mover el cazo de la máquina y de que el jefe de la Policía Local realizara un disparo al aire, el perro se alejó y ya entonces el propietario pudo prenderlo de nuevo.

"Fueron momentos de tensión y a mi solo se me ocurrió ir a casa a buscar la pistola, pero no me abría el portal y tuve que llamar por teléfono a mi mujer para que me abriese y poder entrar", explica Álvarez, por su parte.