Natural de Cuba pero afincado en España desde hace más de dos décadas, Javier Agostini, de 42 años, se mostraba ayer satisfecho con la sentencia. "Vuelvo a confiar en la Justicia; los magistrados han sido estrictos en su resolución, dejan claras muchas cosas, ponen en evidencia a los peritos...", valora. Pero asegura que no olvida el proceso judicial que "soportó" hasta llegar a este fallo. "Una investigación no puede durar siete años; en ese tiempo nunca tuve el beneficio de la presunción de inocencia, siempre pesó sobre mí la presunción de culpabilidad".

"Tenía una empresa que facturaba 5,5 millones de euros, que creé con mis manos, y que tuve que cerrar año y medio después de empezar todo esto; me la robaron", dice este hombre, que concreta que en la actualidad tiene otra de investigación y desarrollo del sector de la alimentación en Gondomar. Ahora quiere reclamar por daños y perjuicios, así como los más de 360.000 euros que, dice, le adeuda la multinacional por el dinero que no le abonaron por los envíos. Sobre las llamativas protestas que protagonizó, recuerda que estaba "desesperado". "Soy una persona discreta, pero no sabía qué hacer; fue duro", concluye.